jueves, 30 de mayo de 2013

Incongruencias de un martes

Y se fue, ni siquiera dijo adiós; y por años lo busqué, pero jamás apareció.
Alguien en el patio está torturándose con canciones tristes, estúpidas.
¿Qué sigue? ¿Alcohol, marihuana y lágrimas?
O bailar sobre la mesa sin vergüenza alguna.

sábado, 18 de mayo de 2013

Into The Unknown


Nunca sé cómo comenzar, justo ahora tuve que inhalar profundamente para poder escribir; pensé en un par de cigarrillos o en alguna pastilla; algo que siempre me brinda atrevimiento a expresarme aquí: recordé que no debía, y no precisamente por interés hacia mí, sino por una promesa. Tuve que colocar una canción de piano extraña y sin nombre, una que encontré entre tantos archivos del ordenador. Tuve que llorar un par de veces, porque los sentimientos dominan mi razón, más cuando son las tres de la madrugada y me siento terriblemente sola.  Tuve que darme cuenta de todo lo que estaba perdiendo irónicamente por miedo a perder.  Tuve que volver a embellecer las palabras, para no decir algo errado.
  
  La última vez que había escrito algo tan difícil como esto, fue cuando dejé partir al ser que más me importaba; al ser que fue dueño de mi torpe poesía durante muchos años.  No quiero que te vayas, sin embargo; tal vez deberías hacer caso a mis advertencias e irte. Mi vida es inestable, estoy demasiado perdida y no puedo hacer que tú lo entiendas; ¿cómo te explico que ya no me queda nada? Todo es una ilusión, una fantasía. Me he aprovechado de ti, y también de mí. 
  
  Soy seca, soy dura y soy cortante. El amor me hizo otra contigo, pero jamás podrá rehacerme del todo. No soy buena para ti, y no sé qué tan grandes sean mis equivocaciones, y cuanto puedas soportarlo.  Quisiera dejar de contradecirme, quisiera decirte que todo va a estar bien; que el futuro nos espera juntos, pero ya ni de eso estoy segura. Y no precisamente porque no sea lo que más deseo.  
  
  Amor, ¿y si algo está mal en mí? Quisiera rendirme. 

jueves, 16 de mayo de 2013

Usted II

Un semblante frío y un cigarrillo en la mano izquierda, usted me miraba con ¿dudas? ¿molestia? ¿o será que esos ojos solo demostraban decepción? Aún no estoy segura, pero sé cómo la tristeza me alcanzó, tuve que agachar la mirada. Recordé esas canciones que escuchábamos. Y las risas de las más grandes tonterías.
Pero ahora usted estaba frente mío sin intención de sonreír, no sabía si se echaría a llorar, o si solo se iría. Se acercó y el miedo fue creciendo, no a que me hiciera daño, sino que al avanzar hacia mí, fuera yo quien terminase por destruirle. Dañarle era lo que mejor se me daba.

  Usted ahora no bailaba estúpidamente, ni escribía incoherencias en la pared; no se burlaba de mi torpeza ni me abrazaba por sorpresa. Por fin logró estar en frente de mí, no pude evitar obligarme a verle a los ojos; qué terrible fue ver esos ojos cafés que alguna vez me parecieron tiernos, ahora rojizos y adornados por hondas ojeras. Qué difícil fue darme cuenta que al disfrutar de nuevas experiencias, había pasado por encima de sus sentimientos, de su amable corazón. 

¿Inconscientemente di dos pasos hacia atrás? No quería enfrentarlo, no quería continuar torturándome ni torturándolo a usted. Por primera vez deseé que se olvidara de mí, que no me quisiera más, que me desechara de su vida; que inclusive me odiara. Cualquier cosa me pareció mejor que seguirle rompiendo las esperanzas. 

http://youtu.be/MYvuCdrrXps

lunes, 13 de mayo de 2013

Al nombre

Así te llamas, así es como mi torpe imaginación te adoptó; como mi catarsis. Ha pasado demasiado tiempo para que en verdad me siga importando el portador del nombre. Ahora es más que eso, porque sé que en su vida hace gran tiempo que yo ya no significo nada.
  A ti te adjudiqué mis penas y ahora acudo al nombre para desahogar un nuevo dolor ¿cómo detengo este daño que me envenena el corazón? Necesito que me auxilies, que me refugies en todos aquellos poemas que durante tres años te escribí. Tres años protegida por el dolor de tu ausencia, del recuerdo de tu amor. Tres años amando mi tristeza por el nombre, por ti.
  Hoy te vuelvo a escribir, porque amor, mi angustia es tan descomunal, mi inseguridad me pida que acuda a ti, a revivir a base de sueños lo amada que solo tú podías hacerme sentir. Y el poder tan grande que tenías para borrar toda amargura en mis ojos. Todo tú lo sabías, todo tú - vuelven las lágrimas - me dominaba.
  Así empezó, con el nombre. Y así terminó.

sábado, 11 de mayo de 2013

Mi miedo

Mi miedo era por lo que vendría ahora. Por tener que olvidarte aún cuando sabía que te necesitaba. Pero ya no eramos el suficiente ‘nosotros’ para luchar con las fuerzas de antes. Ahora me volvía a sentir como antes de ti.

¿Por qué es tan duro perder a la persona amada?

—Debe ser porque ya amabas a esa persona antes. No es que la separación o la ausencia sean, en sí mismas, tristes. El amor hacia esa persona, que ya existía previamente, es el que hace tan dolorosa la separación y el que te hace perseguir su recuerdo con nostalgia. Y ese dolor nunca desaparece. ¿No se puede afirmar, por lo tanto, que el dolor y la tristeza no son más que una manifestación parcial de esa gran emoción que es nuestro amor por alguien?


Un grito de amor desde el centro del mundo; Kyoichi Katayama.

martes, 7 de mayo de 2013

Estúpidos dibujos

Te acercaste y dijiste, '¿ahora lo ves?' y yo con lágrimas en los ojos te sonreí.

Contigo no tenía por qué estar mal, no sentía la necesidad de remediar equivocaciones, ni de llorar, ni de molestarme. Existía tanta adversidad, tan dulce era el misterio de no saber cuándo volverías. No me olvides. Y aquello que unía a dos personas en un amor silencioso, un amor de pequeños detalles, de señales borrosas, de mensajes y poemas inconclusos. Porque el amor era lo que más disfrutaba, aún sin saber qué podías sentir tú. 

Frases de los libros, desvelos, tonterías, chistes baratos, conversaciones banales. Esas desapariciones. Y música, cuánta música. Entonces las caladas, los regaños; las historias de tu vida, lo poco que yo sabía. Malentendidos mínimos, y un “Si tienes interés, aquí estoy.” 

Contigo era todo confuso, pero me parecía una confusión hermosa, de donde se rescataban versos, necesidad de estar cerca, celos torpemente disimulados, los roces. 

Contigo era la paz, el regresar a casa, el recostarme en la cama; contigo a veces lo era todo, y en ocasiones no existía. Contigo la parte más difícil se trataba de quien mensajeaba primero, de quien lanzaba la primera llamada, el primer gesto tierno. Nos necesitábamos, no puedes dejarme mentir. 

No te vayas aún, no puedo dormir, quédate, hablemos de nada; que transcurra el tiempo y que al amanecer las ojeras paguen el insomnio. Y qué importa. 

Contigo aún era de noche, y las risas se escuchaban; un estúpido intento y mejor renunciaba, cuando las cosas parecían ir mal y solo decías que no te irías. Hallabas el modo de ahogar mis depresiones, de hacerme olvidar, sin ser nada me hiciste sentir que cada inicio de los días el sol me sonreía. 

En algún momento lloré, me amargué, lo pisoteé todo, te dije adiós para siempre. El mismo instante en el que me regalabas una mirada de tranquilidad, palabras que lo transformaban todo, y lo que yo había arruinado, sin reproches lo reconstruías. ¿Qué había podido hacer yo para merecerme a alguien como tú? 

Sé que estás ahí, y te ocultas en disfrazada indiferencia, sé que no importa lo que yo te pida; vas a estar aquí, de algún modo esperándome. Sé que no importa que tanto nos hayamos herido en el pasado, aunque una historia que comenzaba se truncó con un golpe certero; aún estarás. Solo basta volver a decirte; oye, te necesito.

Distinto

Le dije que estaba dispuesta, que a veces las esperas se disfrazan de eternas. Le dije entre susurros que todo iba a estar bien, porque nos teníamos; porque eso me bastaba. Le dije que podia pasarle al mundo lo que fuera, que solo importaba el amor que nos unía. Y todos los días estoy conociéndolo: me enamoro una y otra vez de la misma persona.