martes, 9 de julio de 2013

Me había olvidado de mí por pensar en ti


Pero nadie podía negar que solo yo te amara de verdad. Creía haber nacido para ti, creía que tanta espera recibiría una recompensa, creía y soñaba con que llegara el día en que volvieras, tan solo para componer las ruinas de aquella infantil historia de amor.

Aunque no niego que a veces maldigo tu nombre, y todo lo que representas. No niego tampoco que existen noches en las que no puedo dormir, porque de pronto todos tus recuerdos me atacan, no digo que no añoro el beso que marcó la despedida, para siempre de nuestras vidas.

Ella escribió tu nombre, ella dijo que estabas bien, y que aunque sombrío, aún quedaba algo de ese ser dulce y entregado. Nos lastimamos y no supimos qué más hacer, nos alejamos. Ella dice que nunca volvió a hablar de mí, que escribe malas canciones y que aún no se le da la poesía. ¿Se preguntará dentro de su memoria si aún escribo? Armé nuestra historia en una pésima novela, y ahora no sé cómo terminarla.

Fueron cuatro años en los que me olvidé de mí, de un momento a otro yo ya no existía. Limpiaron mis lágrimas, y solo decían “deja que el tiempo lo sane todo”. Fueron días en los que dormía sollozando y acariciando mi celular como si de algún modo pudiera invocar una llamada, un mensaje, un regreso. Instantes en el ordenador, desapareciste definitivamente. Solo ella me conectaba a ti. Aún me pregunto tantas cosas.

Tu sonrisa solía fascinarme, tu vida resonante; ahora estoy limitada a la vida que dejaste atrás.

Me había olvidado de mí, de mi propio dolor, de mis angustias y mis preocupaciones, de mis inseguridades y mi fatalidad. No te vi más. Sin embargo, todavía siento que tu presencia persiste. Estoy tratando de que sepas, pero no sé cómo llegar a ti, intento encontrarte y al mismo tiempo me escondo. No le digan que me han visto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario