martes, 4 de noviembre de 2025

Soy el diluvio

Este lugar está ahora tan vacío, que puedo escuchar el eco de mi voz, eso es suficiente para atender mis propias súplicas.

Mi yo interno me exige tanto la paz, como puntualizarme el final de la guerra con mi piel. Tanto me he fallado y he escogido donar mi sangre a un nombre que no me amará jamás. 

Me he rendido y he entregado mi dolor al cielo, atravesé el duelo y aunque todavía no me curo, puedo divisar el final de este cruel desamor.

Le escribo, callada, pero ya no le ruego a Dios que vuelva, he comprendido que en la historia que le escribí nunca obtuve el protagónico. 

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