Si me ves dormida, créeme no es pereza: mi alma se está curando, mis ganas de vivir están floreciendo.
Te juro, no es indiferencia, estoy aprendiendo que mi cuerpo no se atiene al tiempo y que solo necesitaba descanso, silencio para escuchar lo verdaderamente importante, lo que necesito, lo que urge.
Fueron años de no escucharme, de castigarme, de hacerme daño para agradar a otros, creo que merezco perdonarme y dedicarle tiempo a mi piel y mis huesos.
La oportunidad de redención muchas veces habita en el descanso, en los sueños, en solo apagar las luces un rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario