lunes, 29 de julio de 2013

Ellas

Eran mis amigas.

  Después de la escuela se nos daba por ir a cualquier parte, nuestras carteras colmadas de dinero. Reíamos en el camino hacia alguna tienda, o restaurante de comida rápida. Inventábamos estupideces y hablábamos de nada, escuchábamos música. Cómo reíamos y qué increíbles se nos hacían los días. Anécdotas, dramas, consejos y lágrimas.

viernes, 26 de julio de 2013

Fatua

Te sientes la única, la más hermosa. Te observas en el espejo con picardía, te sonríes a ti misma, practicas tus mejores gestos, ensayas una mirada brillante; te encierras en tu vanidad.

  Caminas exageradamente, modelas y te ríes, y lo sabes: ellos te miran. Imaginas aquellos pensamientos perversos de hombres que no dicen nada. Finges repudio, demuestras desdén, y sigues presumiendo de tu belleza. Tu inacabable presunción. Fatua. Mujer hermosa, mujer perfecta. Te jactas de la envidia de las demás, es que crees que todas desearían estar en tu lugar; tener tus ojos miel, tu cabello largo y ondulado, tus labios carnosos, tu cuerpo. Aquel cuerpo que sabes, ningún hombre podría rechazar.

  Y a ti he observado también, no con las mismas intenciones. Más con la curiosidad de ti, de tus movimientos tan bien estudiados, todo de ti está idealmente preparado, no hay improvisación en tu sobrevalorada belleza, todo está hecho para provocar, persuadir, engañar, ilusionar y fantasear.

  ¿Qué te ha hecho ser así, mujer? Quizás la atención, la admiración, el deseo carnal. Que tu boca no utilizas para hablar, sino para excitar. Que de tus manos solo haces un uso sexual. Con tus piernas solo alteras, humillas, expones.

  Te burlas de cada suspiro que robas, de cada mirada desesperada. Te ríes sonoramente de las demás mujeres, a las que haces rabiar. Coqueta, hermosa, exuberante.

domingo, 21 de julio de 2013

Lo que a él le correspondía

Ella resultaba ser un poco ingenua, ideaba sueños extravagantes, se veía acompañada de las sombras, de los libros y un montón de tazas vacías. Las cenizas adornaban el suelo de la habitación, la furia y después nada. Absolutamente nada. Una paz colmada de angustia; colores, pastillas, polvo, lápices y papel arrugado. Ella reía con las mejillas encharcadas, y tecleaba en el ordenador, intentaba transmitirlo, convertir los sentimientos en palabras. Acomodar en cada letra su dolor, su alegría, cada duda y cada error.

  Ella sentía como todo se acumulaba en su garganta, y rogaba escupirlo. Sin embargo su cerebro se negó, todo aquel desastre de emociones se dirigió a las manos. Sus dedos temblaban para comenzar a escribir: demasiado pulcro, adornar las palabras, la estética de su propio dolor. Lo hermoso que a los ojos de alguien más podía ser algo que a ella trastornaba, hería y carcomía. No entendía como aquella miseria podía cobrar vida en ese cúmulo de párrafos.

  Desnuda a alguien que escribe, señala sus cicatrices y te contará la historia de cada una de ellas, incluyendo las más pequeñas. De las más grandes, se sacan novelas, no amnesia.


*

jueves, 18 de julio de 2013

Carta lírica a otra mujer

Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro
conozco yo, y os imagino blanca,
débil como los brotes iniciales,
pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina.
En vuestros ojos, placidez de lago
que se abandona al sol y dulcemente
le absorbe su oro mientras todo calla.

Y vuestras manos, finas, como aqueste
dolor, el mío, que se alarga, se alarga,
y luego se me muere y se concluye,
así como lo veis, en algún verso.

¡Ah!, ¿sois así? Decidme si en la boca
tenéis un rumoroso colmenero,
si las orejas vuestras son a modo
de pétalos de rosas ahuecadas...

Decidme si lloráis, humildemente,
mirando las estrellas tan lejanas,
y si en las manos tibias se os aduermen
palomas blancas y canarios de oro.

Porque todo eso y más vos sois, sin duda,
vos, que tenéis el hombre que adoraba
entre las manos dulces, vos la bella
que habéis matado, sin saberlo acaso,
toda esperanza en mí... Vos su criatura.

Porque él es todo vuestro: Cuerpo y alma
estáis gustando del amor secreto
que guarde silencioso.....Dios lo sabe
por qué yo no alcanzo a penetrarlo.

Os lo confieso que una vez estuvo
tan cerca de mi brazo, que al extenderlo
acaso mía aquella dicha vuestra
me fuera ahora...¡Sí! Acaso mía...

Mas ved, estaba el alma tan gastada
que el brazo mío no alcanzó a extenderse,
¿Comprendéis bien ahora?

Ahora, en vuestros brazos
él se adormece y le decís palabras
pequeñas y menudas que semejan
pétalos volanderos y muy blancos.

Acaso un niño rubio vendrá luego
a copiar en los ojos inocentes
los ojos vuestros y los de él unidos
en un espejo azul y cristalino...

¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
¡Arrancaban tan firmes los cabellos
a grandes ondas, que al tenerla cerca
no hiciera yo otra cosa que ceñirla!

Luego, dejad que en vuestras manos vaguen
los labios suyos; él me dijo un día
que nada era tan dulce al alma suya
como besar las femeninas manos...
Y acaso alguna vez, yo, la que anduve
vagando por fuera de la vida
- cómo aquellos filósofos mendigos
que van a las ventanas señoriales
a mirar sin envidia toda fiesta-
me allegue humildemente a vuestro lado
y con palabras quedas, susurrantes,
os pida vuestras manos un momento
para besarlas yo, como él las besa.

Y al descubrirlas lenta, lentamente,
vaya pensando, aquí se aposentaron
¿cuánto tiempo, sus labios, cuánto tiempo
en las divinas manos que son las suyas?

¡Oh, qué amargo deleite, este deleite
de buscar huellas suyas y seguirlas,
sobre las manos vuestras tan sedosas,
tan finas, con sus venas tan azules!

¡Oh, que nada podría, ni ser suya,
ni dominarle el alma, ni tenerlo,
rendido aquí a mis pies, recompensarme
este horrible deleite de hacer mío
un inefable, apasionado rastro.

Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
barrera ardiente, viva, que al tocarla
ya me remueve este cansancio amargo,
este silencio de alma en que me escudo
este dolor mortal en que me abismo,
esta inmovilidad del sentimiento
que sólo salta, bruscamente, ¡cuando
nada es posible!

miércoles, 10 de julio de 2013

Inseguro


En su mirada anida el miedo, no sé de qué. Inseguro, camina a mi lado, toma mi mano pero de su boca no escapa nada. Lo volteo a ver y busco en sus ojos, veo mi reflejo y encuentro la angustia de mi propio rostro; ¿quién te lastimó? Intento sonreír y al tratar de imitarme solo encuentro falsedad en su sonrisa.

Te quiero salvar y aun no sé a qué monstruos me enfrento.

martes, 9 de julio de 2013

Me había olvidado de mí por pensar en ti


Pero nadie podía negar que solo yo te amara de verdad. Creía haber nacido para ti, creía que tanta espera recibiría una recompensa, creía y soñaba con que llegara el día en que volvieras, tan solo para componer las ruinas de aquella infantil historia de amor.

Aunque no niego que a veces maldigo tu nombre, y todo lo que representas. No niego tampoco que existen noches en las que no puedo dormir, porque de pronto todos tus recuerdos me atacan, no digo que no añoro el beso que marcó la despedida, para siempre de nuestras vidas.

Ella escribió tu nombre, ella dijo que estabas bien, y que aunque sombrío, aún quedaba algo de ese ser dulce y entregado. Nos lastimamos y no supimos qué más hacer, nos alejamos. Ella dice que nunca volvió a hablar de mí, que escribe malas canciones y que aún no se le da la poesía. ¿Se preguntará dentro de su memoria si aún escribo? Armé nuestra historia en una pésima novela, y ahora no sé cómo terminarla.

Fueron cuatro años en los que me olvidé de mí, de un momento a otro yo ya no existía. Limpiaron mis lágrimas, y solo decían “deja que el tiempo lo sane todo”. Fueron días en los que dormía sollozando y acariciando mi celular como si de algún modo pudiera invocar una llamada, un mensaje, un regreso. Instantes en el ordenador, desapareciste definitivamente. Solo ella me conectaba a ti. Aún me pregunto tantas cosas.

Tu sonrisa solía fascinarme, tu vida resonante; ahora estoy limitada a la vida que dejaste atrás.

Me había olvidado de mí, de mi propio dolor, de mis angustias y mis preocupaciones, de mis inseguridades y mi fatalidad. No te vi más. Sin embargo, todavía siento que tu presencia persiste. Estoy tratando de que sepas, pero no sé cómo llegar a ti, intento encontrarte y al mismo tiempo me escondo. No le digan que me han visto.

sábado, 6 de julio de 2013

Cuatro años hacia delante XXI



— Soy sincera — repitió Phany. — Dime, ¿amas a Ian?
— Lo amo con todas mis fuerzas — suspiré diciendo por fin la verdad.
— ¿Entonces qué demonios hacemos aquí sentadas? — Sonrió — debes ir por él. Busca la felicidad que solo él te puede brindar
— ¿Dónde…?
— Ven conmigo a Guadalajara.

*Versión de Ian*

Estaba derrotado, en realidad ya no había nada que pudiera hacer para salvar aquel amor que tantas alegrías y lágrimas me había provocado, forzar las cosas era lastimarme aún más.

Después de mi conversación con Phany, y de revivir unos cuantos recuerdos más, decidí que era el momento de regresar a Guadalajara. Aprendería a vivir sin ella, si pude soportar cuatro años, podía sobrevivir lo que me quedaba de existencia. No era algo grato, pero apenas si pude rescatar algunos pedazos de mi corazón, los suficientes para mantenerme vivo.

De mi regreso no recuerdo nada, solo sé que bajé de un taxi con unas cuantas maletas, me metí al baño y me sumergí en la tina. Por fin estaba en casa. Había regresado completamente solo.

Flashback

— ¿Qué es lo que te gusta de mí, Ian? — me preguntó mi novia mientras acariciaba mi cabello dulcemente.

— Veamos — me alcé un poco — me gustan tus mejillas sonrosadas — pasé una mano sobre su suave piel — me gusta la intensidad de tus ojos cafés — la miré con fascinación — me gusta el olor de tu cabello — acerqué mi nariz a sus rizos y aspiré — me gusta la forma de tus labios — la besé fugazmente — me gusta tu risa — cosquilleé su estómago y ella comenzó a reír — me gustan tus pucheros — ella fingió enojo — me gusta tu cuerpo — se tapó molesta, como si estuviera desnuda y me eché a reír — me gusta tu voz, tu forma de pensar, tu fortaleza, tu debilidad, tus celos, tu delicadeza, la magia que impregnas a todo lo que tocas, a todo lo que ves, a todo lo que amas.

— ¡Ian! — Me interrumpió con lágrimas en los ojos — Mi amor, te amo — se colgó de mi cuello.

— Me asfixias — dije con dificultad

— Perdón — sonrió y yo la besé.

Fin del flashback

viernes, 5 de julio de 2013

Misery

No se comprendían ni un poco, sin embargo sus labios encajaban casi a la perfección. Sus cuerpos se ajustaban idealmente, pero en palabras pocas veces coincidían. Hablo de esos amores que destruyen dulcemente. Los malos momentos siempre eran más, pero los buenos resultaban ser maravillosos. Era una terrible adicción; placer, caricias, lágrimas y sonrisas feroces. La piel les quemaba, caían irremediablemente juntos.

jueves, 4 de julio de 2013

Cuadro hipotético

 
¿Me puedes decir por qué estás ahí? 
Ni siquiera sé donde estoy.
¿Es que acaso has terminado de volverte loco?
Nunca lo supe en realidad, nadie me aclaró nada
¿Y fuiste al médico? 
Sí.
 ¿Le hablaste de tus síntomas?
¿El dolor en el pecho, la quemazón en la garganta, las lágrimas y la vigilia?
 Las pesadillas y los gritos que a todos despertaban, también
 Le he dicho todo eso.
¿Cuál fue el diagnostico?
Todo está en mi cabeza
¿En tu cabeza? ¿Y existe una cura?
Aún no existe cura para el desamor
Tal vez podrías ir al psicólogo
Solo puede controlar la enfermedad, no erradicarla
Quizá el tiempo…
El tiempo es solo un triste consuelo para los desesperados
Es un buen doctor para tu mal
Solo quien me provocó el daño puede repararlo.
¿Y cómo lograrás que alguien que te odia te repare?
¿Odio? No, ella me amaba.
No ama quien destruye
El amor en sí ya es destrucción
¡Hablas de nada! ¿Qué harás?
Esperar a su regreso, o a mi despedida.
¿O la muerte o su presencia?
Precisamente.
Ella no va a regresar, lo sabes.
Sobreviviré de recuerdos y alimentaré mi alma con sus fotografías
¿Por qué una vida tan detestable?
Es todo cuanto me dejó.

miércoles, 3 de julio de 2013

Recordaba

Ni siquiera noté el pasar del tiempo, los años no me decían claramente que habíamos cambiado. Pero es verdad, hoy somos distintos. Sé que es extraño, pero los recuerdos se arremolinan en mi cabeza cada que quieren, me controlan. No significa que me duela, pero es nostálgico saber todo lo que fue. Las personas, los mensajes, los poemas, las canciones. La primera vez que oí esa melodía. Las veces que creía estar enamorada, pero puedo decir que estaba solo ilusionada.

  Soñaba sobremanera, y me caí muchas veces tratando de seguir aquellas voces que aclamaban incongruencias, idioteces que adoraba. Amores que se vestían de eternos, juramentos de adolescentes enamorados e ingenuos que comienzan a reconocer al amor. No lo sé, pero hasta puede ser gracioso; me pregunto si esas lágrimas que derramé únicamente fueron un desgaste sin importancia, o si realmente significaron algo. Para mí cada sensación era intensa, procesos de olvido que no se acababan, después esas llegadas inesperadas. Y volver a comenzar.

  Había amado con cada parte de mí y recibí mi primera lección, había vivido en carne propia aquel desgarre del corazón, ese ahogo inexplicable, la sofocación. Entre letras plasmé mis heridas, fue así durante un tiempo tristemente prolongado. No existía una sola noche que pudiera dormir sin que las sombras me acosaran, solo bastaba que cerrara los ojos para que las memorias se apoderaran de mi fragilidad.

  Personas que llegan y sin explicarlo se van.

  Hoy la vida me brinda una sonrisa amenazante, me provoca, me arroja al vacío para salvarme al final.

  Estamos bien.

martes, 2 de julio de 2013

¿Que si te amo? |Para "Novia o fan"|

Paulina, sé que acostumbro a decir palabras tontas; que de mi boca torpe sólo escapan versos errados que de coherencia no tienen ni la mitad. Necesito que disculpes mis silencios; porque llegaste a mi vida para eventualmente envolverme en, debo decir, una obsesión por estar cerca de ti, por averiguar en qué demonios piensas cuando te pierdes en detalles abstractos y lejanos. Pareciera que tus labios intentaran decir algo distinto de lo que a veces demuestran tus ojos.

  Sé que callé, sé que rechacé la siquiera idea, la oportunidad de hacerte saber…el terror me alcanzó, el miedo de ti, el temor a sufrir. Y es que ya me había acostumbrado a no vivir esas adversas sensaciones, a olvidar y rechazar el papel amoroso. No me preocupaba en lo absoluto que una niña boba me hiciera dramas de cosas que difícilmente entendía, ni entenderé.
  No deseo volverme a decepcionar.
  Cuando dijiste esas palabras, el nervio ocupó mi cuerpo y habló por mí, lo que en realidad el corazón quería decir…lo que mi lengua desobediente tendía a alegar era el hecho innegable de que desde que te vi la primera vez, no sé cómo, supe que eras diferente, supe que entre toda esa gente que reía al son del alcohol; tú sobresalías. Porque lucías tan bonita, tan inocente, tan para mí. Y cómo voy a olvidar el modo en que jugueteabas con tus manos e impaciente te mordías los labios, desde ese momento inconscientemente mi corazón ya rogaba por ser de ti.
  Entonces me acerqué a ti, y al pasar de los días, con todas tus torpezas, tus ideas, tu sencillez y hasta tus cambios constantes de humor, me hiciste adicto a tu esencia.
  Debo decirte lo seducido que me tienes, la inmensa necesidad que tengo de acunarte entre mis brazos. Que no sé, pero tu llegada a mi vida ha sido como la entrada del sol alumbrando la habitación al amanecer, que tu sonrisa me desvela por las noches. Eres bella no sólo en apariencia, eres asombrosa del pensamiento; y eso es lo que más me vuelve loco. Me traes inquieto, desesperado, esperanzado, estúpidamente enamorado. Y debo confesarte, nunca me había sentido así, nunca había experimentado tal grado de amor y devoción por una mujer. 

  Eres eso que me ha hecho falta por tantos días de soledad, esa persona que puede ser mi complemento si me regala la oportunidad de ser algo importante en su vida. Eres la que a mi existencia le puede dar una verdadera motivación, una razón. La niña que logre librar este corazón-coraza.
  Tal vez parezca absurdo pero te amo, te amo y no puede existir más verdad en mis palabras y te lo digo con todas sus letras.

  Paulina, yo te amo; así como la noche se fascina con el vagabundo que canturrea para ella en madrugada. Yo te amo como el otoño a las risas de una niña juguetona al crujir con sus pisadas las hojas. Te necesito en mi vida, como el papel a los trazos constantes de una pluma.  Como las estrellas que brillan para la ciudad; yo estoy a la expectativa de ti. Te amo como seguramente las flores del jardín aman la llegada de sol; tan necesaria en mí. Te amo del mismo modo en que los árboles aman la lluvia que les brinda la vida tiernamente. Te amo tanto como el escritor ama a las letras, como el músico ama cada composición, como el pintor ama con devoción la creación de sus pinceles.
  Te amo así, como la mujer solitaria que aspira el aroma de una rosa antes de morir, como Cortázar ama a Lucía describiéndola una y otra vez en Rayuela. Te anhelo como el fumador las caladas de un cigarrillo.
Así de tanto es que yo te amo.
  Paulina tú eres la noche y yo el vagabundo, tú eres la niña juguetona y yo el otoño, tú eres la pluma y yo el papel, tú eres el sol, eres la lluvia, eres las letras, los pinceles.
No hallo más palabras para decírtelo, José Madero se enamoró de ti.
Tal vez parezca absurdo, pero te amo; te amo y desde ahora no puedo mantenerme lejos de ti.