domingo, 10 de noviembre de 2013

Ideas sueltas|Novela

Era un recuerdo curioso, ambos estaban bajo los efectos del alcohol. Y la demostración de afecto, poco o nada incomodó a sus amigos. Al contrario, es que ya estaban acostumbrados a sus arrumacos.

Ian: ¿Vamos a la recámara?

Ella: Quita tu sonrisa cínica de satisfación, no pasará nada.

Ian: Oye amor, ¿por qué piensas que soy una máquina de perversión y lujuria? Yo solo imaginaba besos inocentes... Estás enferma.

Ella: Ja, ja.

Ian: Ya, mi amor. Ándale, vamos ¿sí?

Ella: Nada de manoseos, eh.

Ian: No prometo nada.

Ian la ayudó a levantarse del sillón anaranjado, ambos reían. Se dirigieron a la habitación.

Ella: Ian, te amo.

Ian: Y yo te amo a ti, preciosa.

Ella: ¿Si un día dejaras de amarme...

Ian: Sh.

Ella: Me gustaría saberlo.

Se colocó un cigarrillo en la boca. Tosió en medio de una calada, Ian se burló y le arrebató el cigarrillo.

Ian: Deja de pensar tonterías, ¿ok? Siempre te voy a amar. Y vas a incluso hartarte de mi presencia.

Ella: ¡Eso nunca!

Ian: Te amo.

Ambos se quedan dormidos después de algunos besos.

...

Cuando sabes que tomaste la decisión correcta, aún así hiere. De verdad resulta doloroso.

Ian: Tú sabes que me amas. Nuestro amor es infinito, ¿por qué te cuesta tanto volver conmigo?

Ella: Todavía no creo por completo en tu palabra.

Ian: ¿Qué más tengo que hacer para que me creas?

Ella: Ya no sé si eres lo que necesito.

Ian: Mientes, lo veo en tus ojos.

...

No hay comentarios:

Publicar un comentario