domingo, 13 de marzo de 2022

La boda

Ahí estaba yo, viendo mi reflejo en un espejo enorme, desde la tienda de vestidos de novia hechos por mi mejor amiga Nova.

¿Sol, estás segura de lo que estás haciendo? ― Me pregunta mi amiga, viéndome como un bicho raro, con toda la razon, por cierto.
― Voy a cumplir esta promesa, aunque sea sola, bueno, y con mi gato Pan ― reí sin sarcasmo.
― Si soy honesta Sol, estoy empezando a sentir lástima por ti, y no es un buena sensación ― suspiró.
― Siéntelo, no me enfurece, no siento nada, sólo ayúdame con esto. ¿Te parece bien este vestido?
― Es precioso Sol, pareces una princesa.
― Tienes un gran don para hacer vestidos de novia amiga, eres increíble.
― Gracias Sol, ya lo sabía ― Concluyó con una sonrisa.

Me lleve el vestido puesto, con unos tenis cómodos y Pan me siguió, nos subimos en el viejo coche, un Camaro Yenko del 69. Me dirigí a una iglesia cualquiera de la ciudad, por suerte estaba vacía. Entré mientras Pan me esperaba en el auto obedientemente. Subí las escaleras y entré sin persignarme.  Me acerqué hasta el altar y dije, con el eco acompañándome:
― Sí, acepto. 

Después de derramar algunas lágrimas, salí de allí lanzando arroz crudo que tenía en una bolsa, las personas que paseaban afuera me vieron con recelo pero nadie se me acerco. Bailé al son de una música que no dejaba de sonar en mi cabeza. Adelante, Sol, nos falta la luna de miel, pensé.

Me subí al Camaro y viajamos unas seis horas sin parar mas que para darle comida y agua a Pan. Me dirigí a unos departamentos que estaban en renta, yo ya tenía uno de ellos, pero nunca estuve ahí, pagaba puntual pero no podía estár ahí, por mis propias razones. Así que entré con Pan a mi departamento vacío, me senté en el suelo con una botella de tequila que ya tenía preparada desde antes y bebí directo del envase.

― Felicidades mi amor, ahora estamos casados Ángel ― dije a nadie ― logramos nuestro sueño, por el que tantas lágrimas derramamos. Y por cierto, te amo, te amo muchísimo, gracias por ser mi esposo. Ahora preparate para el olor a mandarinas, el café por las mañanas, los besos tontos y las peleas fáciles o difíciles de arreglar. Yo preparo las tostadas que tanto te gustan, tú traerás flores. Prepárate, porque dicen que el primer año es el más difícil.

Me acurruqué en el suelo, dejando que el llanto mojara el suelo, y sonriendo a la vez. El invierno era fuerte y me sentí preparada para sufrir una hipotermia. Mientras mi gato Pan me veía desde una ventana. 

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