miércoles, 23 de marzo de 2022

La boda III

De pronto reaccioné de mi ensoñación y me vi sola en un departamento desamueblado, un refrigerador que sólo tenía agua y dos six de cerveza. Me di una ducha con agua fría, me volví a colocar el pijama sabiendo que de todos modos no iría a ningún lado. Lavé mis dientes, sin mucho sentido, porque después destapé una de las cervezas que tenía, la bebí como agua, tratando de que la ansiedad no comenzara otra vez a revivirme recuerdos. Pero como toda alcohólica, sucedió todo lo contrario.

  Amor, siempre voy a necesitarte, siempre voy a amarte. ¿Lo sabes, cierto? ― me dijo Ángel después de haberme visto llorar un día que no me había llamado.

Por favor perdona mi dependencia, Ángel, prometo cambiar, yo te amo.

No tienes que pedir perdón, Sol, yo sé la vida que has llevado y juro no volver a abandonarte tanto tiempo ― dijo con una sonrisa pícara y sarcástica.

 Me acerqué y coloqué mis manos en su cabello profundo, él cerró los ojos y yo besé sus párpados y después la comisura de sus labios, para finalmente fundirme en su boca saboreando su lengua y relajando mis brazos para colocarlos en su espalda, arrancándole la camisa. Él hizo lo mismo con mi ropa y nos recostamos en la cama de mi habitación con el riesgo de que mi madre nos descubriera. Él rozó con su lengua cada parte de mi cuerpo y yo acallé mis suspiros para no empezar a gritar. Me penetró y descubrí un orgasmo único, un orgasmo que no sólo representaba placer, sino amor, amor puro. Y me juré a mí misma ser la persona que él se merecía. Al terminar él sólo dijo:

  Sol, quiero casarme contigo, tener un perro y un gato.

Te amo ― reí ― yo también quiero casarme contigo, Ángel.

De pronto tuve que salir del recuerdo pues tocaron el timbre, antes de abrir tomé otra lata de cerveza y bebí un poco. De todos modos ya intuía quien era.

  Nova, te dije que no vinieras.

Mírate mujer, ya estás borracha otra vez.

No exageres ― puse los ojos en blanco ― apenas si llevo dos cervezas. Además estoy celebrando mi noche de bodas ― me carcajeé

Ya no tomes más amiga ― dijo Nova con los ojos vidriosos ― te traje despensa, concluyó mientras colocaba comida en mi refrigerador. De pronto comencé a llorar.

¿Qué voy a hacer sin él, Nova? No soy capaz, no puedo.

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