Y cuando la "princesa" se volvió ogro, para terminar siendo un sauce llorón, pocos minutos bastaron para que se diera cuenta de todo lo que estaba perdiendo por sus equivocaciones. El ogro-princesa supo sin lugar a dudas, ni rodeos, que te amaba como a nadie había amado nunca, y sentir que te perdía dolía más que veintinueve navajazos a la vez.
Oh, desespero del corazón, estuve a punto de volverme loca. Pero no... el príncipe se quedó y una chispa bastó para que su espíritu se encendiera una vez más para mí. Para que pudiera conocer la mejor versión de ella.
Ya no puede estar sin ti, aunque siente miedo, no tiene en sus "planes" perderlo otra vez. Este oscuro corazón se llena de colores cuando estás conmigo, príncipe. Nunca te vayas, siempre te espero.
Marea
24/11/23
21:04
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