En este silencio aparecen todos los fantasmas que desobedecen al fármaco. La madrugada no se deja engañar: la melancolía llega
en un barquito de papel, acompañada de las fotografías
que jamás se tomaron,
de las voces y recuerdos
que la memoria se negaba a invocar.
Y un grito —crudo, desgarrado—
ensordece lo que alguna vez fue silencio:
“Aún sigo aquí.”
en un barquito de papel, acompañada de las fotografías
que jamás se tomaron,
de las voces y recuerdos
que la memoria se negaba a invocar.
Y un grito —crudo, desgarrado—
ensordece lo que alguna vez fue silencio:
“Aún sigo aquí.”
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