Sólo silencio antes del desastre, mis manos temblando como si fuera la última vez.
Ojos rojos por el esfuerzo
(los vasos sanguíneos incendiados).
De mi sollozo se enciende la garganta.
En mi garganta y mi boca
se fugan mis ilusiones y alegrías.
Es un río que regresa,
un ritual de purga.
Alivio y dolor crónico,
guerra y paz.
Espero que Dios no me esté viendo.
Aunque todo va mal,
mi mente celebra.
Los cuatro elementos en mi esófago,
y el amor tan lejos,
y la fe tan rota.
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