Sin ampersand

Perdón pero ya no volveré, no soy esa persona que conociste una vez, me he convertido en todo lo contrario de lo que de mí sabías.

Puede que no te importe pero ahora esta soy yo, haciendo raíces en el amor mutuo, inmenso y sincero, la persona que te quiso ya no existe, hace tiempo se mató.

Entonces no puedo más que despedirme, aquí, de ti. No necesitas esto, no te falta "ella", y yo no pienso invocarla, la incineraré y sabré decir adiós. 

Volver a ser

No sabes cuánto anhelo volver a ser la persona que era antes de que, a mí disposición, estrujaras mi cerebro hasta hacerlo como el tuyo.

Tengo tanto que reparar y demasiadas heridas que cerrar, no solo las mías, sino las que provoqué a todos los que confiaron en mí.

Sí, me equivoqué y ya estoy pagando mi error. Mi función ahora es apagar el fuego donde lo destruía todo.

Mis cicatrices están sanando, pido perdón por haberme abierto las venas, perdón a mí y a las dos personas que me necesitan viva.

Empezaré, ahora, a volver a ser yo. 

Cero

Todos han tocado este momento, y ahora, llegó mi turno. Todas las fichas que armé se desbarataron, tan rápido que no tuve tiempo de llorarles, es hora de enfrentarme a lo que soy, el pasado se ha cansado de mí.

El diablo me fulmina con los ojos, tranquilo dice: este lugar no es para ti, vete antes de que me de por devorarte, el autosabotaje ya ha llegado demasiado lejos, el fondo que toqué me respira en la nuca, si no me salvo yo no lo hará nadie más ni tratando.

¿Por qué busco el dolor? Si me encontré con un hombre que da su vida por mí, que me protege y me ha hecho el centro de su universo. No fue cuestión de suerte, es como si Dios lo hubiera moldeado para mí, me regaló razones para vivir.

Sin su amor avanzaría a ciegas, en soledad, creyendo que nunca nadie me podría amar, él se enternece con mi historia, comprende mis trastornos mentales, y no me pide más que amarlo.

Le digo al folio que amo a ese hombre y que sería imposible vivir en su ausencia. 

Que bien sirves como recuerdo

En medio de este mar y sus fauces oscuras, entreveo algo tan bello que me hace resistir, que me prohíbe morir: eso es tu recuerdo.

Y para invocarte no necesito ver tus fotografías, ni buscar tu voz, ni tocarte. Mi don especial es mi imaginación, y cuando la hago mi amiga, tu recuerdo es más hermoso que cuando estábamos juntos.

Puede parecer raro, pero es que en mi mente puedo cambiar nuestro final por uno feliz. En mi mente y fantasías no fuimos cobardes, en mis sueños logré ser suficiente para tu corazón. Aquí en este jardín, sí logré esperarte un poco más. 

Me evito

Me escondo de tu realidad para no interrumpir tu vida, temo encontrar tu alegría producida por alguien que no soy yo, huyo de tus ojos profundos y de tu fiera decepción.

En el fondo realmente sé lo que dirías, y el pronóstico de tu indiferencia duele de solo imaginarlo, contigo entendí lo que todos llaman un corazón roto.

Contigo casi creí en Dios, acaricié el cielo con mis dedos torpes, todas las angustias y todos los miedos se desvanecieron en tu presencia, y por una vez pensé: qué buena suerte que existieras en mí, hasta las estrellas me tenían envidia.

Verte seguir adelante sería una prueba absoluta del karma que ahora absorbo, verte olvidarme y no recordar cómo sonaba tu voz, no podría soportarlo.

Me evito en tu historia para no hacerte preguntar una y mil veces que carajos habías visto en mí.

Credo del conteo

Me dejé llevar en el arrullo

del conteo todopoderoso,

el creador de un vacío que me urgía.

Decidí ignorar mi deseo del plato,

de llenar quién sabe qué hueco

en mi corazón.

Entendí que no podía pronunciar

la palabra hambre en vano,

que estaba a merced

de lo que mi enfermedad mental decía.

Y si no hay cielo en el ayuno,

¿entonces a quién le entregué mis días?

Te dejo dormir sin reproche, porque sobrevivir también cansa

Si me ves dormida, créeme no es pereza: mi alma se está curando, mis ganas de vivir están floreciendo.

Te juro, no es indiferencia, estoy aprendiendo que mi cuerpo no se atiene al tiempo y que solo necesitaba descanso, silencio para escuchar lo verdaderamente importante, lo que necesito, lo que urge.

Fueron años de no escucharme, de castigarme, de hacerme daño para agradar a otros, creo que merezco perdonarme y dedicarle tiempo a mi piel y mis huesos.

La oportunidad de redención muchas veces habita en el descanso, en los sueños, en solo apagar las luces un rato. 

Soy el diluvio

Este lugar está ahora tan vacío, que puedo escuchar el eco de mi voz, eso es suficiente para atender mis propias súplicas.

Mi yo interno me exige tanto la paz, como puntualizarme el final de la guerra con mi piel. Tanto me he fallado y he escogido donar mi sangre a un nombre que no me amará jamás. 

Me he rendido y he entregado mi dolor al cielo, atravesé el duelo y aunque todavía no me curo, puedo divisar el final de este cruel desamor.

Le escribo, callada, pero ya no le ruego a Dios que vuelva, he comprendido que en la historia que le escribí nunca obtuve el protagónico. 

Instante

Juntos éramos tan fuertes que la vida decidió separarnos. Tú y yo fuimos invencibles, amor, que al mundo le pareció tan injusto.

Hoy que no te tengo, el destino me castiga con lágrimas, cada risa que hizo eco con la tuya se ha hecho vacío, y dejaste solo melancolía en mí.

Maldita mi suerte y mi decisión precipitada, antes de ti mi aura ya era patética, después de nosotros conocí una oscuridad que jamás pensé que existiría.

La belleza nunca dura y nosotros no fuimos la excepción.