viernes, 20 de julio de 2012

La emoción tanto tiempo contenida

Me falta inspiración y me sobra decaimiento, sueño con el amor y aún lo callo.
Aunque me queme la garganta y me duelan los labios.
No quiero aceptar todavía que lo que me falta está en tu alma, no voy a llorar. La música que transita en mis oídos intenta encontrar arte, evoca fantasías, ocultando la evidencia del encarcelamiento de un corazón amordazado. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Perdí una esperanza fugaz que brindaba pequeños halos de alegría, el cigarro lanza trozos de humareda melancólica que se pierde en el aire. El horizonte es gris, triste, todo desapareció. Ella suspira en la noche que oscurece, y con los párpados anegados en llanto se lamenta. Cuando el cantante pierde la voz, y se ausencia de la existencia, el silencio lo desmorona, pedazo a pedazo. O cuando el poeta asesina a su musa y las letras tatuadas en su cabeza le atormentan cual fantasmas, cual verdugos, hasta la muerte. El deseo me ha abandonado, cada esperanza es destruida. Algo atraviesa mi pecho dolorosamente, tan lentamente, reposa ahí deteriorando todo lo que toca, ese algo que no sé yo, que no conozco. Los colores huyen entonces, un vals de odio, ojos insípidos carmesí, atacarán. Estaré todo el día bajo el sol, donde los salvajes vientos soplan, pero lloraré por las noches, cuando no haya nadie para escuchar. 
Volemos lejos, lloraremos donde no haya nadie para escuchar.
Pero la angustia y las lágrimas se encuentran y se juntan, el sonido que emiten crece como el trueno.
Donde no haya nadie para escuchar
Arrodíllate allí y conoce a tu corazón roto, derrama la emoción tanto tiempo contenida, en la fuente de las lágrimas.
Nadie para escuchar.


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