miércoles, 26 de septiembre de 2012

Reencuentro sorpresivo

Aquella noche pude verte otra vez, ahí oculto entre un juego de sombras. Me limité a sonreír, era casi una utopía, luego de tantos años me reencontraba con tu odiosa y penetrante mirada avellanada. Después de que para mi vida ya te habías transformado en una clase de fantasma, un vigilante que podía atacarme en mis insomnios y librarme en mis amaneceres. Eras sólo un recuerdo, una remembranza rota. 
Repentinos flashbacks y nada más. 
Aquella noche te vi, iluminado por una luna poderosa y unas estrellas envidiosas, rodeado de gente vacía, llana y superficial. Reías huecamente causándome escalofríos, posiblemente ya no eras quien solía conocer. Inclusive, podría jurar que tus facciones se habían endurecido, ¡no pude encontrar en esos ojos cafés el brillo que tantas veces me brindó seguridad!, paz. No pude encontrarte en ese cuerpo marcado por los años, ¿cómo pudiste perderte? Vuelvo a revivir el pasado, nuestro pasado. Escucho risas sinceras, escapes estúpidos, abrazos, lágrimas y consejos. 
Aquella noche recibí la sorpresa de tu presencia en una metamorfosis, debo decir, siniestra.
¿Cuando te desviaste, corazón?

No hay comentarios:

Publicar un comentario