José:
Bebé, ¿tu amor es tan grande para
sacrificar la vida? Porque siendo así, ¡acepto el riesgo! También te amo, y
tampoco soporto estar tan lejos de ti siempre, tener que mantenerme enjaulada
en este infierno que me ha impuesto mi familia. No entiendo por qué no pueden
aceptarte y ya, ¡quisiera que dejaran de meterse en mi vida de una jodida vez! La
vida es injusta con nosotros Pepe, parece que confabulara contra nosotros.
Estoy consciente de que en esta vida, no tenemos ningún futuro. Te necesito
tanto, corazón, y estoy dispuesta a todo para que finalmente podamos estar
unidos, aún después de la muerte. Y te juro, por el amor que te tengo, que no
habrá miedo en mi corazón, pues finalmente como tú has dicho, seremos
libertados. ¡Te amo muchísimo Pepe! Y mi ansia por nuestro sacrificio es más
grande que cualquier otro sentimiento, créeme, no cabe en mí la duda, y espero
que en ti tampoco, sólo así podremos ser felices. Te ruego cumplas tu palabra.
Quiero que estemos en ese paraíso del que hablas, reunirnos en ese infinito, en
paz. Tenemos que consumarlo cuanto antes José, mi madre me tiene vigilada las
veinticuatro horas del día, cada vez que intento salir mi hermano hace un papel
de guardaespaldas, estos días inclusive me han tenido encerrada. En resumen, no
podré reunirme contigo, me duele demasiado este hecho. Pero son idiotas si
creen que así nos van a detener cariño; te propongo que realicemos el acto esta
misma noche, tú en el malecón donde acordaste y yo me encargaré de poner fin a
mi vida en mi propia casa, acabándome tal como decidiste tú. Así como tú me
pediste que confiara en ti, te pido el mismo voto para mí, te juro que deseo
tanto esta salida como tú, y que no te fallaré, cumpliré mi parte de nuestro
pacto suicida. Estamos juntos en esto amor mío, te amo y espero pronto verte
del otro lado.
Yamileth.
MDO
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