martes, 29 de octubre de 2013

He aquí que tú estás sola...

He aquí que tú estás sola y
que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y
piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy
solo.
A la misma hora nos
recordamos algo
y nos sufrimos. Como una
droga mía y tuya
somos, y una locura celular
nos recorre
y una sangre rebelde y sin
cansancio.
Se me va a hacer llagas este
cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a
trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el
malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás. Yo ya
he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo
te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un
brazo,
una mitad apenas, sólo un
brazo.
Te recuerdo en mi boca y en
mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis
manos
te sé, sabes a amor, a dulce
amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a
amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor
y a mí.
En mis labios te sé, te
reconozco,
y giras y eres y miras
incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi
sangre.
Te digo que estoy solo y que
me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos
morimos
y nada haremos ya sino
morirnos.
Esto lo sé, amor, esto
sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando
estemos
en nuestros brazos simples y
cansados,
me faltarás, amor, nos
faltaremos.

Sabines.

El paisaje de su poesía seguía siendo desierto.

So idiota

Que me nombren Coleccionista de horrores. Tuve que leer a Sabines para encontrar ideas adecuadas que escribir. Resulta que estoy vacía, no tengo musa específica.

Recuerdo lo que dijo el cuentista: soy un montón de fragmentos de prosa mal escrita. Sin más, soy solo palabras, voz ronca y un corazón que odia recurrir al agujero en el papel.

Maldita seas, Misery Chastain.

¿Por qué tengo que utilizar palabras y nombres ajenos? ¿Por qué leo a Benedetti y a Montero? Me fascina combinar su poesía con la crudeza de Stephen King.

Arrogante tristeza, mala idea; un ramo de flores amarillas llegó esta mañana. Anónimo.

Aunque he de imaginarlo de piel pálida y cabello enmarañado azabache. Oh, y esos ojos. Jódete, miseria.

Vacío, vacío, vacío...

No dejes de escribir y cantar. ¿Para siempre? ¡Sí existe, coño!

Deja la cocaína, mierda.

«Desarrollando el comienzo: Recuerdos y gratitud.»

Escucho: Kiss the rain de Yiruma

3:00pm

Acabo de hacer una pequeña creación. Una guarida atestada de libros empolvados, trozos de papel, tazas vacías y una máquina de escribir imaginaria. Pienso en el modo que alcanzamos este punto, en el que nuestros tercos corazones luchan por abandonar nuestros cuerpos. Reflexiono con una media sonrisa dibujada en mi rostro y un suspiro; sobre las interminables palabras dulces pronunciadas por tus hermosos labios, sobre la magia de tantas noches en las que fuimos uno solo. Y sobre todo, de la primera vez que dijiste: "Te amo".
En mi pecho se arremolinan tus canciones. Recuerdo el rasgar de la guitarra; en la hermosura naciente de la alegría, no del dolor. Y es que se me entrecruzan las palabras cuando se trata de escribir de ti.
Ha sido un camino largo. He aprendido tanto de tu amor que difícilmente puedo verme sin ti

~Indicación~
"No añoraré una taza de café, o un perfume francés que está de moda. Mucho menos el lenguaje pueril que se escucha en las calles. En esta oscuridad de cosas, solo me alumbra los ojos de mi ángel." - Montero.

domingo, 20 de octubre de 2013

139

Hay en este mundo un millón de cosas que no sé hacer. No puedo batear una pelota. No puedo arreglar un grifo que gotea. No puedo dar un acorde en la guitarra que no suene a mierda. Pero si quiere alguien que lo asuste, que lo seduzca con una historia, que le haga llorar o sonreír, eso sí que puedo. Puedo traerlo y llevarlo hasta que grite basta. Soy capaz, claro que sí.

sábado, 19 de octubre de 2013

A medio leer

Llueve cada vez que pasa como designación, aclamando mi resignación. Canto en secreto, mantengo algunos sucesos solo para mí misma. Escucho los coros de mi mejor amigo. Y mi casi hermana se frustra.

Una por todas las veces que se tragó su orgullo. Una por todo los momentos en los que el mundo se volvió frío y cruel. Una más por los desengaños, decisiones fugaces y despedidas perpetuas.

Aventuro a acariciar la ausencia, la mujer se va sin decir una palabra se va. Recoge los pedazos de su ilusión.

viernes, 18 de octubre de 2013

Pánico

Llevo varias horas intentando decidir qué tema abriré hoy en el blog. Estaba pensando que mi manera de forzar la imaginación es estúpida. Sin embargo temo perderme, no quiero separarme nunca de ti. Me aterra la sola idea de no volver jamás. Estoy estancada.

Me indisponen los remordimientos, el miedo, y la misma desesperación. Aclara tus ideas, Misery, te estás desviando otra vez.

Detesto el frío y los inacabables ruidos del cuarto de al lado. Detesto irme, detesto quedarme.

Oh, falacia.

jueves, 17 de octubre de 2013

Armonía, un mensaje.

Me pregunto, fuera de poemas basura y problemas psicológicos, ¿cuántas veces habré oído esta canción? Creo que la hago sonar cada vez que se me antoja hundir la cara entre las sábanas y desechar hasta mi propia existencia. Unas lágrimas bastan para completar el ritual.

Decidí que escribiré más seguido, sabiendo que no tengo idea sobre qué escribir. Me guío débilmente de las canciones que escucho, creando situaciones imaginarias...o no tan imaginarias. Prometo terminar esa novela.

No recuerdo haber hecho algo que me gustara después de LLanto de libertad. ¿Puedo inventar que bebo amargo café, que he leído a escritores que la gente con complejo de borrego no conoce y que no paro de fumar? ¿Puedo inventar una tragedia como excusa a mis lastimosos poemas? ¿Puedo corregir una por una mis palabras hasta encontrar la adecuada en un ameno vicio solitario?

O me sincero un poco y confieso que a veces harta el café, que he leído poco y dejé el tabaco. Que mi vida no es una tragedia y por más que embellezca las palabras, siempre saldrá algo mal. Que escribir ya no es ameno, es tortuoso; pero que no podré dejarlo jamás. Que tengo un amor por el cual escuchar canciones de amor con lírica mediocre. Me puedo sincerar, sí.

Te diré que ojalá alguien me obsequiara una máquina de escribir y un abrazo. Te diré que nunca leí para impresionar a la gente, y que jamás hice poesía para conquistar. Te diré que tengo pocos amigos, y que salgo rara vez. Te diré también que me he equivocado demasiado, que ahora quise dejarme a merced del tiempo y que espero reconciliarme con los sinónimos. Te diré que a veces fantaseo con el suicidio sabiendo que jamás concretaré nada.

Ojalá llegue inspiración, aunque aquel escritor haya dicho que la inspiración es una idiotez que inventamos nosotros los poetas de porquería que nadie quisiera leer.

Ojalá vengas, poesía.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El tiempo no cura nada...

... El tiempo no es un doctor, él canta. Las heridas se abren con rememorar, que insulto la palabra a mi alma. No existe armonía, ni rimas, ni una mínima estética. He perdido la belleza de la palabra.

El tiempo agrava algunos horrores, nos ofrece mil maneras de sentir dolor. El tiempo nos devora, nos atrapa en sus fauces, para después arrojarnos a un futuro incierto. Aún no sé por qué insistimos en levantarnos.

Ah, cuántos poemas se han escrito inspirados en el vacío que obsequia la esperanza de que realmente el tiempo acalle lágrimas que alguna vez fueron risas.

Si pudiera acelerar vivencias, omitir sucesos, olvidar o solo desaparecer...

*

He visto los espectros.

Todo terminaría así. Ojalá alguien hubiese borrado la sonrisa de mi rostro con una bofetada de realidad. Ojalá las pastillas hubieran ayudado.

Procesos, así les he llamado. Eternos procesos de olvido, los maldigo. Y le escupo a aquella novela que no acabé nunca de escribir. Los personajes se pasean en mi cabeza y gritan , gimen, golpean; hasta hacerme llorar. Viven en el infierno de mi casi bloqueada imaginación. No pueden avanzar o retroceder. Nos torturamos mutuamente.

Encontré mi corazón acobardado entre tantos silencios, y la frialdad de las letras. Mi vicio plasmado en mala poesía.

He vuelvo a notar la presencia de aquellas sombras. Observo cómo intentan esconderse de mi mirada sin darse cuenta que solo aprendí a fingir que ya no las veo.

Me canso de tachar palabras, de buscar sinónimos. Me harto de recurrir a ti, de rebuscar en mis recuerdos el irritante sonido de tu voz. Me niego a continuar buscando los pedazos de tu amor en las paredes de mi habitación. Los fantasmas se irán algún día.

Escribí tanto, ay de mi alma, tratando de hallarlo.

*

martes, 1 de octubre de 2013

Todo un truco.

Fingía desinterés incapaz de sostener mi mirada en esos ojos grises. Sabía que él me veía enternecido, seguía mis frágiles movimientos. Entendí que mi baile lo había conmovido. Noté la lenta respiración y la media sonrisa que inconsciente imité. Y aquellos caballos blancos que le acompañaban, me hicieron sentir como una verdadera princesa. Y yo lo amé. Vaya que lo amé.

El pozo de humo.

La gente seguía igual, supongo que el silencio sentaba bien en una ciudad que albergaba semejante maligno ser, de fuera. Envuelta en sueños me vi allí, con los siete niños; y yo volvía a tener once años. El pelirrojo me observaba ansioso, la niña pecosa me evaluaba, el corpulento su reacción apenaba, el de piel parda me sonreía, el de enormes anteojos solo cruzaba los brazos, el elegante negaba con la cabeza repetidas veces. Y el más pequeño solo respiraba con angustia. ¿Por qué estaba ahí? Justo ahora, con aquellas flores extravagantes y el rumor del agua. Con el sentir de sus ojos sobre mí, no sabía si representaba LA amenaza. Pero entonces todos se tomaron de la mano y me uní, como la pieza faltante. Sabía entonces que éramos nosotros contra aquel embrujado lugar. Descubrí que se podía existir dentro del dolor, a pesar del dolor.