martes, 29 de octubre de 2013

He aquí que tú estás sola...

He aquí que tú estás sola y
que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y
piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy
solo.
A la misma hora nos
recordamos algo
y nos sufrimos. Como una
droga mía y tuya
somos, y una locura celular
nos recorre
y una sangre rebelde y sin
cansancio.
Se me va a hacer llagas este
cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a
trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el
malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás. Yo ya
he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo
te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un
brazo,
una mitad apenas, sólo un
brazo.
Te recuerdo en mi boca y en
mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis
manos
te sé, sabes a amor, a dulce
amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a
amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor
y a mí.
En mis labios te sé, te
reconozco,
y giras y eres y miras
incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi
sangre.
Te digo que estoy solo y que
me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos
morimos
y nada haremos ya sino
morirnos.
Esto lo sé, amor, esto
sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando
estemos
en nuestros brazos simples y
cansados,
me faltarás, amor, nos
faltaremos.

Sabines.

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