lunes, 25 de abril de 2022

A mi katet; largos días y placenteras noches

Los conocí en el momento justo en que mi vida familiar comenzaba a caerse a pedazos. Ellos estuvieron ahí la primera vez que me corté, aunque probablemente no lo recuerden; yo sí. Vieron cosas que me avergonzaban, fueron testigos de mi inseguridad, porque en ese tiempo era más aceptable burlarse de cuerpos ajenos, no había defensas sólo silencios. Ellos estuvieron ahí cuando me subieron a un taxi donde abusaron de mí, no los culpo. Éramos unos niños que se creían adultos. Ellos estuvieron cuando sin darnos cuenta ya no éramos esos niños, ya cada uno tenía una personalidad cimentada, sin darnos cuenta éramos adultos ahora jugando a ser niños. Qué ironía.

Y qué ironía que hayan estado en cada uno de los momentos más crueles de mi vida. Con mi padre ausente, una mamá alcohólica. Pero no decíamos nada, era como si nada pasara. Estaban en mi casa oyendo a mi madre gritar, pero no se tocaba el tema, hasta ahora. Un poco todavía, pero ya no me avergüenza, ahora estoy orgullosa de mi mamá siendo parte de AA. Siendo libre de alcohol y siendo mi otra mitad.

Qué lástima que las cosas hayan terminado tan mal, llenas de decepción, de decisiones dolorosas, de soledad. Pero el universo sabe que los amo por haber estado en todos esos momentos, y amaré siempre cada recuerdo, cada risa en la que me dolía el estómago de tanto carcajear. De vernos crecer agradezco y amo, aún sin verlos, hasta el último respiro. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario