- Esta es una historia de terror, cuando mi mamá convivió con las sombras de la muerte. Comenzó por dolores de piernas y moretones en el estómago. Tras unos estudios se determinó una considerable baja de plaquetas. Nadie hizo nada.
- Buscamos después médicos internistas. Ninguna de las dos sabía lo que iba a suceder.
- La última noche en casa la recuerdo borrosa, tu te estabas desangrando en el baño y tuvimos que llevarte de emergencia, mamá; a un hospital privado donde te colocaron entre 5 y 7 bolsas de sangre. No podías respirar cuando llegaste, yo estaba en shock, no reaccioné haciéndome bolita, más bien actúe con lo que debía hacer.
- Mi abuela gastó mucho dinero, papá lloró lágrimas de cocodrilo. Sólo atiné a escuchar que posiblemente no pasarías la noche, en todo momento seguiste sangrando.
- Amaneciste mucho mejor y mi tía Rita, con la que llevabas años sin hablar fue a verte, olvidándose ambas de cualquier rencor del pasado.
- Ya no había más dinero, papá no movió un sólo dedo, mi abuelo te inscribió al IMSS y ahí empezó nuestro calvario. Pero gracias Universo, estabas viva.
- Estabas muy débil y aún así bromeabas y charlabas con tu compañero de cuarto. Yo dormía en un catre al lado de tu camilla, entre tres y cuatro horas diarias. Mis ojeras eran inmensas.
- Nunca pude dejarte con papá porque se aprovechaba de tu debilidad para maltratarte, desde entonces te prometí no salir de allí hasta que fuera contigo.
- Vimos a gente morir y a gente llorar, a policías y enfermeras sin un ápice de empatía o amabilidad.
- Busqué donadores de plaquetas desesperadamente, tu tipo de sangre es extraña. ¿Papá? Sólo por obligación, nunca buscó donadores.
- Al fin con la medicación dejaste de sangrar y tu cantidad de plaquetas comenzó a subir.
- No podíamos creer, mami, que por fin estuviéramos en casa, hicimos un buen equipo, pero estábamos solas.
25/10/23
21:21
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