...Que no sea mi esposo y yo.
Esto era lo que querían que dijera ¿no? Vale, que empiece el juego.
Estoy cansada de dejarme pisotear, de quedarme callada, y si quieres que me suba a un ladrillo; me voy a subir a la azotea. Ya no existe lo que creías conocer, según tú, esa persona nunca existió. Soy un demonio, y estoy harto. Vamos a escupir veneno.
¿Cuál
es tu infierno favorito? ¿En dónde irónicamente nieva? ¿O el de los clichés
donde las llamas lo consumen todo? Inútil pero viva, glotona, pero
más inteligente de lo que tú serás nunca. Estaba bastante aterrizada, pero hoy
voy a volar y a reírme a carcajadas del sufrimiento de los demás.
Soy
detestable ¿no? Soy cruel, mis ojos te lo dicen, tengo los ojos de mi padre,
no tengo la conciencia tranquila, felicidades: vaya descubrimiento. Pero, bah,
no me importa tu opinión, sólo la de mi esposo y la mía. Mientras ambos sepamos
quien soy, no me importa nada más. Juro que no voy a permitir que nadie me
sobaje una vez más.
No me
vas a reducir a nada, maldita sea. Nadie vio lo que yo vi, nadie sangró como yo
sangré, al menos nadie que haya querido opinar sobre mi vida y sobre mi modo de
ver las cosas. Orgullosamente intuitiva, escritora, chingona. No necesito de
nadie que no sea yo en una bicicleta y a un lado mío Andrés en la suya
sonriéndome.
Esto era lo que querían que dijera ¿no? Vale, que empiece el juego.
Estoy cansada de dejarme pisotear, de quedarme callada, y si quieres que me suba a un ladrillo; me voy a subir a la azotea. Ya no existe lo que creías conocer, según tú, esa persona nunca existió. Soy un demonio, y estoy harto. Vamos a escupir veneno.