domingo, 13 de junio de 2010

Promesas


Su corazón espera tan solo unos instantes, no sabrá que decir ni como actuar. Palpita lenta y suavemente como esperando a que se cumpla lo que ya estaba designado. El deseo gritaba, el fuego agolpaba su pecho como cientos de ramalazos de intensidad. Cuando descubrió en donde se encontraba, sí era él precisamente. NADIE MÁS. La miraba con fuerte intensidad, como esperando algo. Como tratando de lanzarse en sus brazos y llenar el lugar con melosas palabras de amor eterno. Solo silencio, no hubo más que sonrisas iluminadas de hermosa esperanza. Habían pasado dos años desde su promesa, desde el día en que tenían planes de aflictivo amor. Era ambiente de celebración más sin embargo sus palabras aun no eran pronunciadas. Ni un solo movimiento en falso, ni una señal de respiración. Hasta que sucedió, un abrazo que convirtió el momento más público en el momento más íntimo y dolorosamente bello. Reíste, rió...todos estábamos celebrando una mentira o una verdad. Una felicidad o una tristeza. Una razón o talvés una equivocación. Lo importante era el momento, lo importante era el lugar. Los sentimientos en el aire. El sinsentido de este escrito. Un sueño lleno de aspiraciones positivas. No había lugar para la oscuridad, ese momento era auténtico, era único. No infundes tus miedos porque los tienes bien guardados. El rencor no llenará tu alma, porque en tu alma solo hay espacio para la ingenuidad del amor. Volvemos a ese momento, el abrazo fue eterno, sí, porque estaban entre ellos mismos, resolviendo un amor que parecía perdido...llenando la oscuridad de luz, cerrando el dolor con un beso de profunda obsesión, amor, demencia. Era algo indescriptible pero imprescindible. Una euforia lucía bailando entre el espacio...


Mientras más felicidad tenían, menos sentido se le encontraría a este escrito.

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