lunes, 7 de junio de 2010

La muerte sobre el amor.


Soy Elizabeth Mendiola. Hoy me veo con mi pareja, ambos estamos tan unidos que parecemos uno mismo. Él acaricia mi cabello con sus fuertes manos blancas y yo lo observo con dulzura. Hoy sé que lo amo como a nadie he amado en mi vida, sé que si él no estuviera hoy al lado mío mi existencia no tendría ningún sentido, en absoluto. Yo me distraigo un poco en la computadora y el involuntariamente toma los rizos de mi cabello entre sus dedos.

-Te amo - Me susurró al oído con dulzura.

Yo me vuelvo hacia su rostro y admiro la belleza de sus ojos por un minuto eterno y le contesto.

-Yo también te amo - Pronuncié de forma teatral.

El me besó, sus labios cálidos nublaron mi mente, alborazaron mi corazón y me hicieron estremecer. Mis labios buscaban su camino en los suyos...Era una infinita ternura, que se transformaba en deseo, en deseo de tenerlo.

Algo extraño había en la mirada de mi novio, algo que no identificaba fácilmente, solo me observaba como si.... ¿quisiera contener las lágrimas?....

-¿que sucede? - Le pregunté inquieta mientras mis mejillas se encendian.

-Solo quiero decirte una cosa -Dijo pacientemente - Pase lo que pase, siempre te voy a amar y te cuidaré esté en donde esté.

Lo miré llena de pánico, mis manos comenzaron a temblar y solté una risita nerviosa.

-No digas cosas como esas, parece que...te estuvieras despidiendo. - Dije mientras un escalofrío me recorría la espalda.

Él solo sonrío y continuó acariciando mi cabello, mis manos, mis labios. Abrazándome fuertemente como tratando de que así nos mantuvieramos por siempre. Algo que yo también deseaba, lo amaba.

Era exactamente las 10:30pm hora de que las visitas se fueran -Mas bien el horario que papá me impuso- A mis 17 años él tenía control total de mí y eso me enfurecia. Entonces mi novio, Andrés se levantó dispuesto a irse. Yo lo retuve un rato más, lo abracé y solté lágrimas.... ¿porqué? No lo sé, algo sentía en mi corazón. Un dolor que me perforaba el pecho lentamente como si algo fuese a suceder.

-Te amo muchísimo, jamás olvides que eres el amor de mi vida. No concibo una vida sin tí, sin tu presencia maravillosa. - Solté el discurso delicadamente.

-No digas tonterías - Dijo sin remordimiento. - Con o sin mí tu tienes una vida por delante y sabes que te amo mas que a mi propia vida.

Solté mas lágrimas por lo frustrante de su respuesta, esperaba que me dijera que siempre estaríamos juntos...SIEMPRE. Se fue, me despedí con la mano. Andrés se llevó mi corazón con él y una sensación de vacío me recorrió el cuerpo entero. Me limité a ignorar mis malos presentimientos y me fui a mi recámara dispuesta a dormir.

Tuve largas y terribles pesadillas, no dormí ni la mitad de tiempo del que debí. Me movía en mi cama de un lado a otro...hasta que al fin me quedé en completa inconciencia.
Por la mañana, salí corriendo de mi cuarto a despertar a mi papá para el trabajo, él siempre olvidaba activar la alarma de su reloj. Se fue al trabajo, eran las 8:30am.

Esperaba con ansia a que Andrés pasara a recogerme para que nos fueramos juntos a la escuela, como todos los días.

Nunca llegó.

Me preocupé muchísimo, cancelé mis planes de ir a la escuela y comenzé a investigar....hablé con sus papás y fue cuando me enteré de la noticia del demonio.

-¿Señora Claire, sabe si su hijo vendrá a mi casa?- Pregunté con inocencia, tratando de ocultar mi temor.

La señora Claire, mamá de Andrés se detuvo varios minutos eternos en el teléfono. Fue cuando se echó a llorar inconsolablemente.

-¡¿QUE SUCEDE?! - Pregunté ya alarmada con la voz quebrada.

-Siento no haberte avisado antes pequeña - Continuó llorando - Mi hijo tuvo un accidente ayer por la noche mientras regresaba a casa en su automóvil, otro automovilista en estado de ebriedad chocó con él. Andrés no lo resistió, murió. - Comenzo a llorar y a gritar desconsoladamente.

Deje caer el teléfono de entre mis manos, sentí que de pronto algo me aplastaba hacia el piso y me dejé caer. Envolví mi cuerpo con mis brazos me sentía como condenada al cilicio. El dolor era insoportable e inexplicable. Mi unica razón de estar viva había desaparecido. ¿Que se suponía que debías hacer cuando Dios te arrebataba al amor de tu vida? No había nada que valiera la pena para que siguiera viviendo. Sentía mi alma vacía, me sentía una sincorazón vagando entre ruinas. ¿que haría sin él?

No hay comentarios:

Publicar un comentario