jueves, 9 de junio de 2022

Borderline

Sí, es común pensar que nosotros somos como esa estúpida palabra de moda: "Tóxicos" o vampiros emocionales. Problemáticos, abusivos, peligrosos, drogadictos e inseguros. Y puedo entenderlo, son los síntomas básicos ¿no? Pero aún tengo esperanza de que haya una excepción a la regla. Hay psicoterapeutas de mierda que llaman al Trastorno Límite de la Personalidad como incurable. Es una condena de soledad, de acabar en el suicidio o en la cárcel.
Sin embargo tengo la esperanza de que mi caso no sea tan severo, que mi miedo latente al abandono desaparezca, que el amor propio forme una vida sana para mí. He sido fiel testigo de que el vacío sí desaparece, que las ilusiones vuelven, que el amor no va a evanescerse. Me rehúso a imaginar el TLP como una macabra condena. 

Porque tengo que recordar que yo no tuve la culpa de haber nacido en una familia de adicciones o abandono. Porque autolesionarme era la única herramienta emocional que conocía, pues mi infancia fue como ser una huérfana que día tras día tenía que buscar cómo sobrevivir, que lloraba en silencio porque él no llegaba y porque ella gritaba, porque la sangre ha sido en mi familia su base. Y por obviedad el maldito edificio se cayó a pedazos y yo me robé un trozo de una puerta de madera, para recordarme siempre que debía castigarme. Pero no, no merezco querer romperme algún hueso, no merezco ser golpeada, no merezco morir. 

Quiero pensar que el TLP es un infierno del que se puede salir corriendo, porque si existe el amor, existe la ilusión de hallar la paz absoluta. Sólo necesito un guía, fortaleza, entendimiendo, aceptación, y guerra, mucha guerra, aunque suene irónico. Tengo que luchar por ser feliz. Y tú, que juzgas a un Borderline como si fuera un maldito psicópata, te quiero decir... No seas tan ignorante. Para todo hay una escala de grises, en este trastorno no hay absolutos. 

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