viernes, 26 de agosto de 2011

Mi nueva fuerza es su felicidad.


Duele, por supuesto que duele el hecho de no ser la persona que lo haga feliz. La que provoque sus suspiros y sus sonrisas, quien le regale tiernos besos. Es imposible que no lastime, porque lo amo.

  Pero mi consuelo, mi fuerza; siempre será su felicidad. Quizás sus sonrisas no sean por mí, ¡Pero igual maravilla al mundo con su alegría! Tal vez sus suspiros no sean causados por mi presencia, ¡pero su respiración todos los días me demuestra que mi amado está vivo! Eso es suficiente para sentirme también viva, para continuar con mi vida. Los ojos de mi corazón, mi cielo.

  Él está ahora completo por la nueva compañía, las luces de ella lo atraen con notoriedad, sólo espero que esta vez la historia no le salga mal. El brillo de su mirada será siempre mi mejor amiga. Su tristeza será la mía. Sus triunfos, mis pequeños lapsos de alegría. Mi fuerza es su felicidad, el palpitar de mi corazón es la dicha que propaga su alma. Es verdad, con cada chispa de fe en su cuerpo, el mío renace de la melancolía.

Mi fuerza es su presencia por lapsos

Mi fuerza es el calor de su cuerpo

Mi fuerza es la satisfacción de su mirada.

Mi fuerza y mi debilidad es él

En toda la extensión de las palabras; mi espíritu renace de su aliento.

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