Fragmento, obra Romeo y Julieta;
W. Shakespeare
JULIETA.- Sólo tu nombre es mi enemigo. [Tú eres tú
propio, no un Montesco pues.] ¿Un Montesco? ¿Qué es esto? Ni es piano, ni pie,
ni brazo, ni rostro, ni otro [algún varonil] componente. [¡Oh! ¡Sé otro nombre
cualquiera! ¿Qué hay en un nombre? Eso que llamamos rosa, lo mismo perfumaría
con otra designación. Del mismo modo, Romeo, aunque no se llamase Romeo,
conservaría, al perder este nombre, las caras perfecciones que tiene. Mi bien,
abandona este nombre, que no forma parte de ti mismo y toma todo lo mío en
cambio de él.
ROMEO.- Te tomo la palabra. Llámame tan sólo tu amante y recibiré un segundo bautismo: De aquí en adelante no seré más Romeo.
JULIETA.- ¿Quién eres tú, que así, encubierto por la noche, de tal modo vienes a dar con mi secreto?
ROMEO.- No sé qué nombre darme para decirte quién soy. Mi nombre, santa querida, me es odioso, porque es un contrario tuyo. Si escrito lo tuviera, haría pedazos lo escrito.
JULIETA.- Mis oídos no han escuchado aún cien palabras pronunciadas por esta voz y, sin embargo, reconozco el metal de ella. ¿No eres tú Romeo? ¿Un Montesco?
ROMEO.- Ni uno ni otro, santa encantadora, si ambos te son odiosos.
Recordé esta obra, en el inmerso de una discusión absurda que para no
variar comenzaba por mí, entonces sentí que lo entendí todo. Comprendí que
estoy muy atada a las normas morales en un entrecomillado, de esta sociedad. Y
me sentí tonta. Como si volviera a los primeros amores. Me doy cuenta de la
obviedad de la situación que yo llamaría magia, caos hermoso, sexualidad y un
amor que no tiene conteos, ni competencias verdaderas. Sólo amor.
Yo me enamoré de ti, me hubiera dado igual que te llamaras Juan y te
apellidaras Hernández, o te llamaras Alejandro y te apellidaras Pérez. Hubiera
dado estúpidamente lo mismo, porque a mi edad me enamoré de tu ser, como creo
que se lleva el amor en la vida, de lo que eres. Y eres la persona más dulce
que he conocido. He estado tan acostumbrado a rodearme de gente egoísta y mala
de corazón que llegué a creer que todos los seres humanos eran así, y te
confieso: renuncié con una promesa a estar con alguien. Sentía que sólo se me
había enviado para salvar a mi mamá, de todo.
Pero sin esperarlo me salvaron también a mí, primero ayudándome a
encontrar la paz que buscaba, también a darme cuenta de todo lo que todavía
tengo por sanar, a poder hablar con alguien que me escuche atentamente, sin
hartazgo, con una caricia a mi alma. También me has enseñado que quizás no sea
una mala persona, sólo enferma por las tormentas de la existencia. No me
juzgas, pero cuando es necesario tratas de corregirme. Sé que estoy lejos de
ser la persona perfecta, pero tú me apoyas a ser un poquito mejor cada día.
Y dejándome de lado, me enamoró tu madurez, tu respeto, tu responsabilidad;
eres un hombre con todas sus letras, tampoco eres superficial. Me enamora tu
inteligencia y tus risas. Puedo confiar en ti como en nadie más, pensé que no
existías. El destino se burla de mí, porque hace tanto tiempo te mostró en mi
camino como una esperanza futura. Se burla pero al mismo tiempo te trae aquí en
el momento adecuado, en el que puedo y podemos discernir cosas que no podíamos
debido a nuestra edad.
Así que no me importa tu nombre ni tu apellido, me importas tú, me
interesa tenerte a mi lado, es lo único que quiero. Lo único que le pido a la
vida es ese hermoso respiro que tanto necesitaba. Te amo.
ROMEO.- Te tomo la palabra. Llámame tan sólo tu amante y recibiré un segundo bautismo: De aquí en adelante no seré más Romeo.
JULIETA.- ¿Quién eres tú, que así, encubierto por la noche, de tal modo vienes a dar con mi secreto?
ROMEO.- No sé qué nombre darme para decirte quién soy. Mi nombre, santa querida, me es odioso, porque es un contrario tuyo. Si escrito lo tuviera, haría pedazos lo escrito.
JULIETA.- Mis oídos no han escuchado aún cien palabras pronunciadas por esta voz y, sin embargo, reconozco el metal de ella. ¿No eres tú Romeo? ¿Un Montesco?
ROMEO.- Ni uno ni otro, santa encantadora, si ambos te son odiosos.
TE AMO <3
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Te amo más, mi amor!
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