miércoles, 26 de enero de 2011

Al volante de mi vida

Con toda la vulnerabilidad sobre mí, subí al auto, lo encendí y me dije "La vida es muy corta para lamentarme con hechos del pasado" me alejé de mi casa con una increíble y dichosa felicidad. Seguí avanzando en la infinita carretera, sin un concepto claro de mis actos, sin un copiloto que quisiera guiarme al camino "correcto", sin voces tras de mí queriéndome decir que debo hacer. Solamente yo controlaba mi rumbo y mis pensamientos, completamente en silencio para finalmente decidir. Ignoro la señal de retorno, paso de largo los desvíos exclusivamente sigo un destino, el único. Avanzo a toda velocidad, hago algunas paradas para reflexionar pero continúo sin flaquear. La gasolina de mi auto es el amor, la fuerza de mi cuerpo es la pasión, ¡sigamos avanzando! Seguro nos espera un maravillo destino.

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