-Es que yo no quiero que te enamores de mí, yo no quiero que me ames – Articuló cada palabra con suma suavidad como si deseara acariciar cada expresión.
Entonces lo entendí, realmente no deseaba ni que me acercara a él por miedo a que yo me enamorara, pues, no le interesaba yo en absoluto, ahora lo entendía, pero era demasiado tarde, mi corazón sufrió un golpe innecesario y terrible, ¿Tan poca cosa era yo para alguien como él?.
-No me lo tomes a mal – Habló de nuevo poniendo sus manos sobre mi barbilla – Creo que me gustas más de la cuenta, y ese es el verdadero problema, corres mucho peligro si te enamoras de mí, así que lo mejor será que nos alejemos el uno del otro – Finalizó con tristeza.
-Pero ya es demasiado tarde – me quejé – Pudiste haberme dicho todo es te discurso mucho antes, no es nada justo – Comencé a llorar.
-Lo siento de verdad, no quería llegar a esto, debo irme, perdóname, adiós…
¡Ploooooooooooooooooooock!
Un golpe en mi mesa de trabajo me hizo despertarme de aquella terrible pesadilla.
Un golpe en mi mesa de trabajo me hizo despertarme de aquella terrible pesadilla.
-¡Señorita Corina! ¡Pondrá atención a la clase o si desea dormir puede salirse del salón! – Me gritó cerca del oído la maestra de química, mis mejillas se encendieron ante la mirada burlona de mis compañeros de escuela, la maestra se alejó y volví a recostarme sobre mi mesa.
-¿Te quedaste dormida? – Se burló Carolina, mi mejor amiga que se encontraba en el asiento contiguo
-No pude dormir en toda la noche – me quejé – Acabo de tener una terrible pesadilla, así que no me molestes.
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