Cerré
la puerta y me dejé caer contra la pared, intentaba olvidar sus palabras,
intentaba hacer que no me afectaran, pero resultó en vano, en mi cabeza sólo se
repetía una y otra vez “¿Realmente sé quién
es el hombre que vive conmigo? ¿Por qué me ha ocultado tantas cosas?” y era
realmente doloroso contestar a ambas interrogantes, “No, porque no me tiene la
suficiente confianza ni me ama lo suficiente”
Me
quedé un buen rato en la misma posición y luego subí y me senté en el sillón sólo
para seguir en la misma condición. Estaba tan perdida en mis pensamientos que ni
siquiera me di cuenta que mi novio había llegado hasta que éste hizo presión
con sus labios sobre mi cuello, logrando que pegara un brinquito.
-Lo
siento-dijo sonriendo tiernamente-te asusté.
-Sí…me
asustaste-dije sin mirarlo realmente y tocando la parte en que me había besado
-Mira
lo que traje-anunció y escuché el sonido de unas bolsas-el otra me dijiste que
querías sushi, pasé por el restaurant ese que tanto te gusta a ti y a Pau y me
acordé que querías…así que te traje un poco para que no estés con el antojo
¿Qué tal si al rato resulta que mi hijo sale con cara de Sushi?-bromeó y a mí
me invadieron unos escalofríos que traté de reprimir apretándome las piernas
contra el pecho “¿Te contó que incluso
estuvo ya por ser padre?”
-¿Corina?-preguntó, daba la
impresión que tenia rato llamándome.
-¿Sí?-respondí
sacudiendo la cabeza pero sin dejar de mirar a la nada.
-Te
pregunté si querías que te sirviera de una vez.
-Yo…no,
gracias.
-¿Segura?
-Sí.
-Ok,
¡Yo muero de hambre!-se metió a la cocina-Pau me trajo de un lado a otro, me
hacía mover los muebles a un lado y luego a otro y al final terminaban quedando
donde estaban en un principio, esa mujer es tan extraña…antes de venirme llegó
Arturo y me dijo que la ha notado extraña y que además se la pasa mareada y vomita
muy seguido, que se ha empeñado a llevarla a un hospital y ella no quiere…está
preocupado, pero yo le dije que no se preocupara, que lo más seguro es que
estuviera embarazada-de nuevo me oprimí las piernas al pecho-¿Sería genial no
crees?
-
¿me amas?-dije casi sin pensar cuando entró a la sala de nuevo.
-¿Qué?
¿No me estás prestando atención a lo que te estoy diciendo verdad?
-¿Me
amas?-insistí sin mirarlo.
-Sí,
ya lo sabes que sí-sentí que se sentó a un lado de mí-¿Por qué me lo preguntas?
-¿De
verdad?
-Corina
¿No me estas escuchando? Sí, te amo, te lo juro-sentí que algo escurría por mi
rostro-¿Estás llorando? ¿Corina qué sucede?-escuché que dejó el plato sobre la
mesa, luego me tomó por los hombros y me volteó hacia él-Corina…mírame ¿Qué
pasa?-pero en lugar de contestarle me limité a arrojarme sobre su pecho y
soltarme a llorar-Amor ¿Qué tienes? ¿Pasó algo en mi ausencia?-preguntó
angustiado y mirando a todos lados como buscando algo que no estuviera en su
lugar-Contéstame Corina-suplicó, yo alcé mi rostro y clave mis ojos en los
suyos.
-Prométeme
que no me harás daño-dije entre sollozos y él me miro casi ofendido, dolido.
-¿De
qué hablas? Corina yo jamás te pondría un dedo encima.
-¡No
de eso! De aquí-tome una de sus manos y la llevé a mi pecho-Promete que jamás
me harás daño-repetí.
-Amor
lo prometo, pero dime qué pasa-dijo desesperado.
-Prométemelo
bien-gimoteé
-¿Dudas
de mi amor? Cariño ya habíamos hablado de esto, jamás te hare daño…te amo y
eres todo para mí y por lo mismo me duele verte así y me está volviendo loco
que no me digas porque estas así-lo abracé.
-No
pasa nada, sólo…déjalo así, no quiero hablar, te lo suplico, solo déjalo así-dudó
un rato en corresponderme, pero finalmente me abrazó y me apretó con fuerza a su
cuerpo y después ya no dijo más nada.
No
supe en qué momento pasé a quedarme dormida, pero cuando desperté ya estaba en
la cama y mi novio estaba sentado en el borde de la misma mirando hacia la nada
y mordiéndose las uñas, volteo hacia mí y al verme despierta casi se arrojo
sobre mí, gateo con desesperación por la cama hasta estar a mi lado.
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