miércoles, 29 de agosto de 2012

Esa chica

Josefina era una muchacha soñadora, infantil y con cambios de humor extraños. Siempre se dedicó a tomar malas decisiones que arrastraban a la gente que quería o decía querer. Ni ella misma lo sabía.
Mientras más amaba a una persona, mientras con más intensidad la quería en su vida, más la hería y alejaba. Era una situación que la pobre Jose no podía controlar, era como si todo lo que tocara lo convirtiera en piedra. De alguna manera, Josefina estaba condenada a vivir sola, a llenar su vacío con pequeñeces que tan rápido como venían se iban. La chica era mala sin querer serlo, atacaba y siempre estaba a la defensiva, siendo que el peligro estaba dentro de ella. Escapaba de monstruos, siendo que ella era la representación de algo maligno. Ella era una persona muy triste, en los rincones se le encontraba y se le veía con lástima.
Una vez intentó ser un payaso, pero más que risas, provocaba lágrimas a quien tuviera la mala fortuna de toparse con ella. En cada letra que escribía se tatuaba el dolor que sentía, cada marca era ocasionada por ella misma. Sola se autodestruía con el tiempo, hasta despedazarse el alma. ¿Qué ser puede actuar así? ¿Qué persona aleja corazones que quieren ayudarla a ser feliz? Josefina fue tan estúpida porque creyó que aquel ser bello era su ángel guardián, y tarde se dio cuenta de que eso no era más que el principio de una larga y agónica fila de pérdidas. Jose se hacía la mártir sin en realidad serlo, le agradaba aunque no lo aceptara, producir una profunda pena. Ella era muy oscura por dentro y muy pálida de la piel, sus manos escondían cuchillos que en el fondo deseaba nunca utilizar. Dentro de su cabeza surgía una guerra entre sus demonios y lo poco de bondad que poseía. Jose era muy ingenua e inocente, pero al caer la noche se volvía una bruja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario