Despierto sin ganas de otro día, y será el último. Pocos me creen, hoy
llega mi edén; lo asumo y ni dudo, lo juro de corazón. Advierte mi alma muerta,
no es una amenaza, es una mentira que acabo siendo cierta.
Dejé la puerta abierta y una nota a medio escrita, se leía con
dificultad. Adiós mamá y papá decía en ella. Salí descalza, sin ganas ni
fuerzas. Me imaginé en el suelo, muerta, y nadie lloraba.
Paseo por una calle solitaria, todo está oscuro y llueve, las farolas
me observan, el paso del tiempo me duele. El filo de mi cuchilla me aprieta, es
ella; llegaré al final de la forma más fácil.
La vida no es bella, tan solo busco estar sola ahora. En un laberinto
sin salida dejé de pedirle ayuda a Dios. Habló con mi conciencia a solas, ella
me pide que apriete el gatillo.
Tengo miedo de decir adiós, lo siento si he fallado una vez más. He
notado la vergüenza al mirarme al espejo, mamá. ¡Perdóname, te lo suplico!
No sé si me explico, estoy sentada en la barandilla de un séptimo piso.
Pero ya estoy muerta por dentro, cansada, harta de vivir huyendo siempre del
pasado. Fui cobarde, me rendí más de una vez, estuve a punto, apunto en mi libreta
esta historia incompleta, ya ni lucho.
Páginas en blanco tintadas del rojo de mi sangre, no merezco ni una
lágrima; mi nota de suicidio llegó tarde. Y firmé un documento con Satanás,
para liberarme solo tengo que saltar sin más.
Salto a un vacío que nunca se acaba, pasa mi vida por mis ojos y el tiempo
se para, para no verme más la cara. Dispárame, mi alma pide a gritos salir de
su cuerpo ya.
Y siento como si ya estuviera muerta, en un mundo de ciegos. No tengo
nada que dar ni recibir, y apenas escribo. Algo está jodido en mi mente, me
siento hija adoptiva, demasiada impulsiva me dicen. Cautiva de lo negativo.
Estoy sola en un silencio que molesta y grito. Escucha mi última
palabra, lee mi último escrito. Préstame atención, solo pido eso, lo necesito.
Vi mi nombre en una lápida y ni se me hizo extraño, cuantas cargas he llevado
para tan pocos años.
No hay nada que me frene, llevo tanto tiempo muerta, dentro de mí no
queda nada. Tan solo soy otro cuerpo arrastrado por el viento, tan violento que
sopla el destino. No hay testigos, no hay amigos, no queda ningún motivo.
Parece ser mentira, hoy sabré si es cierto que tras la muerte existe otra vida.
Hoy es lunes, martes, miércoles, quizás puede que jueves. No sé el
porqué pero en mis ojos ya no llueve. Puede que tu recuerdo me mantenga viva,
si el exilio no quiere mandarme directo al olvido.
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