martes, 4 de junio de 2013

Cuatro años hacia delante XVII

Sentí que un dolor subía a mi garganta, presentí que no volvería a verla más.

Fin del flashback



— Y bueno, eso fue lo que sucedió; no podía dejar que tuvieras esa impresión de mí. Amor, te juro que jamás quise que pasara, y si no dije nada de lo que Phany pretendía era precisamente para no dañarte. Todo lo que te dije fue real, todos los planes que forjamos, las promesas, las canciones, aquel día en que nos escapamos. ¿Recuerdas algo de todo aquello que vivimos? Podemos reanudarlo, podemos volver. El amor sigue intacto, yo lo sé…
— Lo siento Ian, pero no puedo creerte. Eso que has dicho es demasiado irreal, me parece una excusa enorme. Tal vez tú y Phany siempre se entendieron bien, y fui una estúpida al no darme cuenta. Me destruiste por completo, me acabaste.
— Yo te adoraba, ¡yo te amo! Debes sentirlo aún — Ian tomó mi mano y la colocó en su pecho. Parecía que había una guerra dentro de su corazón y me estremecí como nunca.
— Ian — dije soltándolo, sin demostrar sentimiento alguno — me he quedado a escucharte hasta el final, he cumplido mi parte. Ahora solo te pido que te vayas de mi vida, que no vuelvas a buscarme. Escúchame bien, en algún momento te quise mucho y claro que no olvidaré todo lo bueno que brindaste a mi vida, ni siquiera te guardo rencor. Ya no más.
— Por favor…
— Ian, estoy enamorada de Eduardo y, lo siento, eso no va a cambiar.

Él me miró a los ojos con rudeza, como tratando de encontrar la verdad en mi mirada. Bufó y después se acercó a besarme, yo le correspondí.

— Cuídate, mi amor. — Ian se levantó y se fue. Se largó dejándome un enorme vacío.

¿Qué había pasado?

Me eché a llorar como una niña pequeña, Ian no regresaría. Le había escupido en la cara, lo había mandando al diablo. ¡Le mentí!
Claro que lo amaba todavía, era obvio que lo necesitaba, que quería huir a cualquier parte mientras lo tuviese tomado de mi mano, que jamás iba a poder querer a Eduardo del modo en que lo quería a él. Pero que al arriesgarme, iba a causar un daño terrible.

Versión Ian*

Había hecho todo lo que estaba en mis manos, había viajado, le había explicado cada detalle. Le dije cuanto la amaba, y ella no me creyó. Supongo que había llegado el momento de dejarla ir y comenzar a buscarme a mí.

Estaba en el hotel y me preparaba para volver a Guadalajara. Mi teléfono celular comenzó a sonar y sin ganas me dispuse a responder.

— Hola Phany.

No hay comentarios:

Publicar un comentario