domingo, 2 de junio de 2013

En la euforia de la espera

Volverá, como el sol alumbrará mi vida. Me sabrá a un sorbo de café del puro. Aspiraré con fruición el cítrico perfume impreso en su camisa. No hay tiempo de esperar, ni de hacer planes.
El tiempo ya no sigue la flecha, zigzaguea, avanza, o retrocede en el pesimismo de saber que todas las mañanas muere.

No trates de abordar el tren que conduce a ilusos, tampoco espíes por puertas como tributo del pecado. Afuera hay destrucción. Precarios altavoces interrumpen el sueño. La noche se detiene ante un café, un pianista; la noche del concierto. Llega la despedida inesperada.

No te derrumbes por la pena. Percibirás sonoridad de voces que no se llevó el tiempo, como el - te amo - que pronunció su boca.

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