domingo, 2 de junio de 2013

Santiago


En estos últimos días he estado aún más solo, y el mundo que guardo dentro de mí me impide conocer las historias externas. ¿Alguien puede escucharme? Te aseguro que puedo escucharte a ti más allá de mis silencios. Puedes tomar de mi mano, si así lo deseas.

  Terriblemente deprimido, destrozado. Una caída interminable, tal vez nunca pueda superar toda esta mierda. Lleno de golpes, me caigo y desearía no tener que levantarme; en algún instante lograré cansarme. Necesito alguna fuerza que me regale de vuelta a la alegría.
  No entiendo por qué terminé aquí, quisiera recordar y dejar de estar distante. Tomo un lápiz y comienzo a escribir, puede que las letras me salven. Quiero volver a respirar, mejor escupo esas pastillas. Mi propia sombra se burla de mí, me engaña, juega conmigo.

  Pierdo el sentido, se me olvida cómo sonreír. Mis facciones se han deformado, no soy el hombre que debería ser, todo lo que deseé. Esta estúpida tristeza que ni en las noches se compadece de mí. ¿Puedes sacarme tú de aquí? Melancolía y frío. Se ha acabado para mí.

  Evito el contacto visual, no quiero hablar con nadie y a la vez anhelo que te acerques a mí. Ni yo puedo entenderme, no sé qué diablos le sucedió a mi cerebro, carezco de sueños. Jamás pedí esta vida, estas cartas, este rostro, este encierro, este constante abrir y cerrar de ojos. Ojos negros, labios agrietados.

  Empacaré las maletas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario