Perdida en la oscuridad de los bosques que me protegían, logré marcharme creando mi propio camino de demonios y ángeles.
Soy y no soy lo que parece, marco mis ideas en el hueco del miedo y del dolor, porque no volveré y no sé decir adiós.
Porque ya no miraré hacia atrás, donde lo bueno y lo malo se escapa de mi espalda cansada, de mi cuello amoratado. Ya no me asfixies más, estoy muerta.
No quiero temer más a las voces apremiadas por el tiempo, tengo el corazón roto. Me voy porque no sé hacer otra cosa. La vida me ha enseñado a huir de la tormenta, escapar apoyada en el destino que decida la marea.
Adiós mis amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario