lunes, 7 de enero de 2019

No me amarás cuando amanezca

¡Dios! Cuántos errores he cometido, los mismos que hoy me acorralan el corazón y me oprimen con rabia.

Eras sol, ternura, quien intentaba rescatar mi alma atrapada en un cuerpo herido. Te convertiste en el guardián de mis sueños, la voz en calma y la respiración que sólo decía: te amo.

Tus labios tercos lo decían, creyendo que algún día del otro lado del lago del miedo podrían verme sonreír, tocar mis párpados con los dedos trémulos de emoción. Vencer conmigo los obstáculos de lo que no decidimos.

Ya estaba hecho, las promesas agitaban nuestras alas, construían los cimientos de un amor que definitivamente no podía acabarse. Definitivamente no...

Lo siento, y acepto que pude haberte dado mucho más, debí decirlo: curarme me correspondía sólo a mí. Nadie tenía por qué rescatarme del encierro, las llaves siempre fueron mías.

Perdóname amor, porque debí decirlo y ahora en tus cartas me lamento como una niña que perdió aquello que negó necesitar.

Vuelvo al suelo frio, no puedo limpiar todas mis lágrimas, no puedo calmar la presión del pecho que no me deja respirar, sobremanera duele.

Grito, me rebelo al sufrimiento y acato a la ira, a la frustración. ¡Cómo quisiera que el final hubiese sido diferente! Perdí el tiempo con alguien que jamás existió, desgasté mi prosa barata en un sentimiento carente de pies y cabeza; pero tú seguías ahí, y sabías escuchar.

En el techo imaginaba tus ojos, tus expresiones, tus manías, yo podía verlo todo. Te tenía y me tenías.

Hoy diré lo que antes no: siempre fuiste importante, llenabas de agua cálida mi seco universo, comprendías mi gran necesidad. Y vaya si tú me amabas.

Sé que la canción se terminó, que no me amarás cuando inicie el día de mañana. Lo lamento tanto, amor de mi vida.

Y gracias por la felicidad envuelta en cartas de navidad.

https://youtu.be/B_wzBJE0rOk

No hay comentarios:

Publicar un comentario