jueves, 19 de mayo de 2022

Puente

En el momento más crítico de mi enfermedad dejé de comer por una semana, consumiendo tafil. Tengo el borroso recuerdo de ir a la universidad en modo automático, puedo decir que de algunos compañeros o maestros ni siquiera recuerdo sus nombres. Estaba ahí y de pronto ya me veía acostaba sobre mi cama escuchando en bucle "Guilty Kisses" de IIya. Ya no hacía rutinas de ejercicio pues sentía demasiada debilidad. Me pesaba diario y el último atisbo de memoria es que la báscula marcaba 44, quería alcanzar los 40 y me prometía estúpidamente que ese sería mi límite. Evidentemente y con la gracia de la vida no lo logré. Mi mamá entre lágrimas me suplicó que comiera. Probablemente ahí desperté.

Lo que más recuerdo de esa semana sin comer es el puente que cruzaba para llegar a la universidad, el sol se veía hermoso desde ahí, y debido al horario todavía había muy poca gente. Entonces podía contemplar ese hermoso brillo del recién amanecer y también a los automóviles abajo. Me gustaba ese puente porque un día me iba a arrojar desde ahí. Me encantaba estar ahí un buen rato, sintiendo un poco de paz hasta que regresaba a la realidad y bajaba de ahí para proseguir con mi día como robot.

La peor época, con remebranzas borrosas, enamorándome de mi mejor amigo y teniendo un novio sólo para ver si era capaz de sentir algo. Nunca ahí sentí nada. 

Lo único que me hizo sentir viva fue esa vieja rueda de la fortuna de una feria de pueblo. Irónico y mágico. Y el puente me vio adelgazar hasta que me dolía sentarme porque los huesos se me clavavan en donde me sentaba, tenía frío todo el tiempo y sí, la menstruación se fue. ¿A dónde quería yo llegar? No tengo una respuesta, espero obtenerla pronto.

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