sábado, 29 de diciembre de 2012

"Ya me cansé de intentar ser tu amigo" - Dijo.

¿Qué si es? ¿Qué si somos? ¿Acaso es necesario? Solo quiero querer sin pensar en el después. Y es que no es, no somos y no es necesario; mi aspiración es probar de sus labios, quizá más. 
Me encanta encontrarme con un mensaje suyo y sonreír por mil tonterías: desvelarme sin darme cuenta del paso de las horas. Palabras mal escritas, mucho deseo; exceso. Puñados de sensaciones encontradas, no sé explicarme: pero vaya que se siente bien. Puede ser la rutina ideal; el añorarnos. Creciente ambición, besos ahogados en la distancia, su voz y su nombre. De él todo me encanta, incluso la parte negativa.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Te odio



Te odio, odio que me hagas tan infeliz, odio recordarte en cada momento; que seas lo primero en lo que pienso al abrir los ojos, y lo último antes de caer en el sueño. Odio que llegues, me ilusiones, y después solo te largues. Te odio porque eres un idiota, porque no puedes darte cuenta que tus palabras me lastiman, porque juegas con mis sentimientos y me odio por permitírtelo. 
Y te odio, porque no puedo dejar de amarte.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Resignación y la última canción


¿Sabes? Lo admito. ¡Soñé con tan bellas cosas!, me ilusioné al punto de vernos formando una pequeña y hermosa familia. Lo que siempre quise de la vida. Sí, también admito que te vigilaba un poco, para asegurarme de que estuvieras bien; y para encontrarme con que yo te hacía falta, sintiéndome colmar de alegría. Amor, soy soñadora, me conoces bien; ideaba historias contigo como el héroe, porque me enamoré, porque se me olvidó el dolor que otro me causó, porque me hiciste salir del pozo. Porque fuiste todo y nada a la vez, ya no sabía qué hacer, al cerrar los ojos solo te veía a ti. No existía nadie más.
Pero diablos, que no contaba con el hecho de que no podrías amarme. Estas letras serán las últimas que te dedicaré. Yo no puedo forzarte a nada que no quieras; si no eres para mí, si no soy tu musa, no soy tu anhelo: he de resignarme sin más. 

"¿Qué sabe del amor quien no ha tenido que despreciar precisamente lo que amaba?"

martes, 25 de diciembre de 2012

¿Qué otra cosa puedo hacer? Si no olvido, moriré.


Nota de suicidio


Despierto sin ganas de otro día, y será el último. Pocos me creen, hoy llega mi edén; lo asumo y ni dudo, lo juro de corazón. Advierte mi alma muerta, no es una amenaza, es una mentira que acabo siendo cierta.
Dejé la puerta abierta y una nota a medio escrita, se leía con dificultad. Adiós mamá y papá decía en ella. Salí descalza, sin ganas ni fuerzas. Me imaginé en el suelo, muerta, y nadie lloraba.
Paseo por una calle solitaria, todo está oscuro y llueve, las farolas me observan, el paso del tiempo me duele. El filo de mi cuchilla me aprieta, es ella; llegaré al final de la forma más fácil.
La vida no es bella, tan solo busco estar sola ahora. En un laberinto sin salida dejé de pedirle ayuda a Dios. Habló con mi conciencia a solas, ella me pide que apriete el gatillo.
Tengo miedo de decir adiós, lo siento si he fallado una vez más. He notado la vergüenza al mirarme al espejo, mamá. ¡Perdóname, te lo suplico!
No sé si me explico, estoy sentada en la barandilla de un séptimo piso. Pero ya estoy muerta por dentro, cansada, harta de vivir huyendo siempre del pasado. Fui cobarde, me rendí más de una vez, estuve a punto, apunto en mi libreta esta historia incompleta, ya ni lucho.
Páginas en blanco tintadas del rojo de mi sangre, no merezco ni una lágrima; mi nota de suicidio llegó tarde. Y firmé un documento con Satanás, para liberarme solo tengo que saltar sin más.
Salto a un vacío que nunca se acaba, pasa mi vida por mis ojos y el tiempo se para, para no verme más la cara. Dispárame, mi alma pide a gritos salir de su cuerpo ya.
Y siento como si ya estuviera muerta, en un mundo de ciegos. No tengo nada que dar ni recibir, y apenas escribo. Algo está jodido en mi mente, me siento hija adoptiva, demasiada impulsiva me dicen. Cautiva de lo negativo.
Estoy sola en un silencio que molesta y grito. Escucha mi última palabra, lee mi último escrito. Préstame atención, solo pido eso, lo necesito. Vi mi nombre en una lápida y ni se me hizo extraño, cuantas cargas he llevado para tan pocos años.
No hay nada que me frene, llevo tanto tiempo muerta, dentro de mí no queda nada. Tan solo soy otro cuerpo arrastrado por el viento, tan violento que sopla el destino. No hay testigos, no hay amigos, no queda ningún motivo. Parece ser mentira, hoy sabré si es cierto que tras la muerte existe otra vida.
Hoy es lunes, martes, miércoles, quizás puede que jueves. No sé el porqué pero en mis ojos ya no llueve. Puede que tu recuerdo me mantenga viva, si el exilio no quiere mandarme directo al olvido.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Esta es por ti

Bonita manía el enamorarme de personas imposibles, personas que están lejos, personas que nunca me amarán. Grata mi suerte el quererte desde aquí, cuestionándome todos los días si estarás bien, si por alguna extraña razón has pensado un poco en mí. Bella mi fortuna, lo que no me mata ni siquiera me ha hecho más fuerte. Y sin querer, te quiero.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Amenaza

Si justo donde ando él no está

Estoy cansada, estoy harta; la pena me atrapa, las ganas de acabar con todo. La poca confianza en un futuro pleno, mejor. Amar a quien no me ama y rechazar a quien me demuestra con miles de acciones lo mucho que valgo en su vida, las ganas que tiene de que yo le brinde la oportunidad de besarme. Estoy ahogándome en el amor que le tengo a un ciego, y ya no quiero seguir añorándole, porque él no siente nada por mí, porque solo me torturo a mí misma con ideas erradas, no encuentro calma ni en la poesía que con desesperación leo día tras día. Mis muñecas huyen de mis malos pensamientos, me piden de algún modo que no vuelva a dañarlas como antes; que cumpla las promesas que hago. Y mi cuerpo me ruega que deje las pastillas, que olvide mi enfermedad, que la haga desaparecer. No sé cómo hacerle para salir de aquí. Son demasiadas cosas, y no para de llover.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Recíproco

Eran exactamente las tres y media de la madrugada de un miércoles frío y deprimente. Ella escuchaba música a través de su teléfono celular. Tarareaba sin prestar demasiada atención a aquellos tuits que leía desde su ordenador; realmente le importaban una mierda, solo quería un poco de distracción, algo que la mantuviera lejos del recuerdo. Fumando un cigarro tras otro, inundando el cenicero a su lado izquierdo. Se esforzaba por no pensar en él, por olvidar sus sentimientos por unos instantes, centrándose en cosas banales. Intentaba no llorar, buscaba dispersar sus ideas con la música en alto lastimando sus oídos. Las pláticas de las personas en internet, la vida de alguien que ni siquiera conocía. Entonces lo anhelado sucedió. Un momento para entregar un aviso, un nuevo mensaje. Ella vaciló, se arrancó los audífonos de un jalón e interrumpió la canción en turno. Finalmente se dispuso a leer el mensaje, era de él. Su corazón estalló al comenzar las primeras líneas:
"Hola bonita. Sé que te será extraño recibir un mensaje mío a altas horas de la noche. Pero si soy sincero, no puedo soportar esta situación ni un minuto más. Tengo que decirte la verdad aunque probablemente solo logre asustarte o alejarte, o que ya jamás me vuelvas a tratar igual; eso es lo que más temo.
Pero ya no quiero ser un cobarde; yo estoy enamorado de ti, lo he estado desde hace tiempo.
Me siento demasiado bien cuando estoy contigo, ideo excusas todos los días para hablarte, ya sea que nuestras conversaciones sean profundas o de cualquier estupidez. Adoro tu forma de pensar y me encanta tu sentido del humor, me siento tranquilo y olvido mis problemas cuando te escucho. Y amo todo lo que representas. 
La verdad es que jamás creí enamorarme de este modo tan loco y tan diferente. Yo te amo.
También necesitaba decirte, aunque no sirva para un carajo, que odio verte con él, odio como ríes de sus chistes baratos y halagas todo lo que él dice. Odio que parezca que disfrutas más su compañía que la mía. ¡Me vuelve loco!
Tenía que decirte esto, no podía guardármelo más. Eres de alguna forma, lo más maravilloso que me ha pasado en la vida, me importas mucho. Aunque posiblemente tú lo ames a él y jamás me puedas corresponder. Nada más quería que lo supieras, no te exijo respuestas, solo ten en cuenta que aquí hay alguien que te adora.
Buenas noches.
J.
Ella terminó de leer y arrojó el celular lejos de ella. Se irguió rápidamente y comenzó a moverse de un lado a otro. Las lágrimas encharcaban su rostro, pero era felicidad lo que sentía. La sonrisa hizo acto de presencia. Ella sintió las repentinas ganas de gritar muy fuerte, de bailar, de brincar, de despertar a todos los que compartían su hogar. Y se preguntaba con malicia e inocencia a la vez: "¿Cómo es tan idiota? No puedo amar a nadie que no sea él. Es un estúpido, pero en definitiva es mi estúpido." 
Ante ese pensamiento su sonrisa se ensanchó aún más. Volvió a leer las palabras que él le había confesado. Sin duda su parte favorita era cuando decía: "Te amo."
Se preparó mentalmente para decidir qué responder, y al son de "Lo que siento" escribió...

lunes, 17 de diciembre de 2012

Más allá de la vida y la muerte (Para el fin "MDO")


Él: Representas para mí más de lo que puedes imaginar, fuiste y eres mi salvación; aquélla que de modo infrecuente curó mi gran soledad, haciéndome existir. No pienso desperdiciar un minuto más esta oportunidad que me ha brindado Dios para estar a tu lado.

Ella: ¡Ay amor! ¿Cómo explico la manera en que tu aparición a mi existencia rescató? Yo, tan carente de emociones reales, vacía por no conocer el significado de amar.  A tu llegada le debo mi alegría, la necesidad de tenerte siempre a mi lado, de amarte como nunca amé a nadie vivo.

Él: A pesar de ser un alma en pena, una figura fantasmal que en apariencia no podía sentir nada, contigo todo se transformó. ¡Me sentí vivo! Me diste todo sin siquiera tocarme, enamoraste a mi espíritu, rompimos las reglas de la sensatez, y desde el día en que lo descubrí: te tornaste esencial, tu corazón de algún modo fue el mío también. Yo viví por medio de ti.

Ella: Todas las palabras que me decías, tu compañía por las noches, ese frío tan hermoso que me hacía sentir protegida, tu voz como mi nana, las tonterías que provocábamos, las discusiones y también las risas, los besos figurativos, lo que te he admirado desde esa primera noche que te vi, gris y con esa mirada triste e insondable, diciéndome solo tu nombre, sin saber, que sería el dueño de tantos recuerdos.

Él: Tu sonrisa perfecta, tu fragilidad, ese afán de quererme aunque yo no fuese lo suficientemente bueno para ti, aún cuando yo no podía demostrarte con caricias mi amor: te quedaste conmigo y procuraste no fallarme, pensabas en mí. Eso me hizo necesitarte todavía más.

Ella: Qué bizarro juego de amor entre la vida y la muerte, que se unen por única ocasión y se entrelazan como almas gemelas. Qué complicado y perfecto al mismo tiempo, todo lo que me llevó a amarte, no sabes cómo adoro ser parte de la razón de esta sucesión de milagros.

Él: Y qué decir de la primera vez que te toqué, en el cuerpo de alguien más pude disfrutar el calor que emanabas, la suavidad de tu piel. ¡Qué oportunidad más plena de aquel día!

Ella: O cómo olvidar nuestra primera noche juntos, de ser alma te volviste cuerpo, haciéndote plenamente mío y yo siendo incondicionalmente tuya. Quise aferrarme a ti, temí que desaparecieras, ese momento cuando el amor nos hizo. Sabía que tu presencia física sería fugaz y odié el amanecer, no sabes cuanto lo odié.

Él: Entiendo tu desdicha aunque no se comparó con la mía, después de vivir esas sensaciones del vivir para después volverme otra vez un maldito espectro fue inmensamente terrible. Nada me daba paz cuando esa frustración de ser nada para ti me invadía, de que te fastidiaras de mi presencia, que no pudieses verme más, me volvía loco.

Ella: Eras todo, esposo mío; fuiste demasiado distraído e inseguro para darte cuenta en aquellos instantes que yo no me sentía capaz de vivir sin verte cerca de mí. Siempre fuiste tú, solo tú, ¡nadie más! Mi fantasma idiota.

Él: El suicidio al final fue una buena opción, amor. Toda la serie de errores que cometí, me llevaron a ti, y no me importaría repetir el proceso de mi muerte mil veces más, por conocerte. Quizás desde el principio ese fue el plan de Dios…

Ella: A mí no me importaría cruzar tu tumba improvisada otra vez – sonríe –  que más da cómo sucedió, las tragedias del pasado, todo lo que sufrimos: tú ya eres mi único, jamás te dejaré ir. Porque te convertiste en mi ángel guardián, mi ángel.

Él: A veces siento que esto es un sueño: el volver a estar vivo, existir de verdad, sentir tus abrazos y tus besos cuando me apetezca. Disfrutar cada olor, cada sensación, toda la belleza del mundo, pero sobretodo la tuya, compañera fiel. Le agradeceré esta oportunidad siempre al Señor.

Ella: Y yo también, cada día que amanezca a tu lado estaré agradecida. Nacimos para estar juntos, eso respalda todo por lo que hemos pasado, todos los obstáculos que hemos superado; tenemos todavía un camino que seguir juntos.

Él: Puedo jurarte, sin miedo a fallar, que después de todo lo que hemos pasado, de cada mal rato; te compensaré haciéndote la esposa más feliz del mundo. Nos espera un futuro demasiado perfecto, y esta vez aprovecharemos el regalo de la vida: para amarnos todos los días, para encontrarme con tu mirada por las mañanas y poder besarte sin miedo a desaparecer.

Ella: Seré tu mujer para distraerte antes de irte a trabajar, prepararte el desayuno como una pareja habitual, aunque de normales no tengamos nada. Regresar a nuestro hogar esperando verte ahí, hacerte mío por cada una de las noches en que dormiste a mi lado sin pedirme nada a cambio. Quiero compartir el resto de mis días contigo, ser el complemento que necesitas, apoyarte en los momentos malos y buenos.

Él: Yo seré tu luz en la oscuridad, tu compañero y tu mejor amigo. Sé que formaremos una familia real, la que por tanto tiempo vimos alejada de la realidad; con nuestra hermosa hija que llegó a nuestras vidas para terminar de unirnos. Hoy finalmente somos felices y empezaremos a construir, con paciencia, los cimientos de nuestra nueva vida, porque no solo yo resucité, tú lo hiciste conmigo. Tú eres de verdad: la que siempre me ha esperado, la que me ha aguantado, con todos tus errores y los míos.

Ella: ¿Ya te he dicho lo hermoso que eres? ¿Las ilusiones que me provocan tus palabras? ¿La enorme fe que he puesto en nuestro incierto futuro? ¡Tú vuelves lo más simple algo perfecto! Yo…amaré construir esa vida ideal que planeas, tengo en cuenta que no todo siempre será color de rosa, pero por el amor que nos tenemos, por nuestra bebé, y por el camino que hemos formado, estoy segura de que superaremos cualquier contratiempo. Si tú me amas…todo lo demás se reduce a nada.

Él: Y nuestra hija, nuestra. Dulce tesoro que nos responsabiliza como padres; con la que aprenderemos a crecer. Ella, la bella pequeña que despertó mi lado paternal, mis ganas de amarla, de protegerla contra cualquier cosa. A la única que puedo amar con la intensidad que te amo a ti.

Ella: Qué bendición nos regaló el Señor al traerla a nuestras vidas. Su fragilidad me incita demasiado amor, sus ojos grises son mis fuerzas para sacar adelante a nuestra nueva familia.

Él: Y también las mías. Ustedes dos son todo para mí. Siente en mi corazón la promesa de no defraudarlas jamás, de cuidarlas cada día de lo que me resta de existencia. Porque las amo.  
Solo te suplico que nunca te canses de mí, porque sin ti, toda esta lucha no vale la pena, preferiría volver a morir…

Ella: Calla, calla. Jamás voy a dejarte porque eres mi vitalidad. Solo quiero permanecer a tu lado y al de nuestra hija. Que exista confianza siempre entre nosotros, que no haya secretos. Ser la esposa que te haga feliz, no la que te martirice la existencia. Eso pido de tu parte mi ángel, ser las almas gemelas que Dios unió.

Él: …Y que el hombre no separará.

Ella: Gracias por llegar a mí, de cierto modo tú me rescataste también.

Él: Más allá de la vida y la muerte yo te he querido y querré. Eres más que mi esposa, eres el amor de mi existencia.

Ella: El martirio terminó…

Ella y él: Te amo.

Por si me alcanza la muerte

Si llega mi final, debo decir lo mucho que ustedes me importan; los tragos de felicidad que me brinda su compañía, y todas las enseñanzas.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Si él decide que no me quiere en su vida...

La primera vez que escuché su voz; sentí que el corazón iba a escapar de mí, las mariposas en mi estómago enloquecieron más de lo habitual, grabé ese sonido arrullador en mi memoria como el más perfecto de mi existencia, sentí que mi espíritu podía liberarse de mi cuerpo si así lo deseaba. Todo me parecía demasiado bien. Me enamoré como nunca y tuve que guardar las sensaciones que viví, solo para mí misma. Es que temía que descubriera mi locura por él, mi infantil deseo. Simplemente no quería arruinar nuestra amistad. Pero nadie niega lo difícil que es amar a alguien en la incertidumbre de no saber qué pasará después. 

viernes, 14 de diciembre de 2012

Por qué odio a las personas

No me agrada construir recuerdos con nadie, sé de memoria lo que acontecerá; primero es maravilloso, intenso. Luego se aburren de mí y se van, dejándome un inmenso dolor. ¿Para qué podría valer la pena si bien mejor puedo alejar a todos para no lastimarme o herirlos? No me gusta crear historias con la gente, porque al llegar la ausencia, esas historias se vuelven añoranza, melancolía y amargura. ¿Para qué molestarse? Sé que no soy lo suficientemente interesante para que alguien se quede a mi lado más tiempo. Prefiero odiar desde un principio a las personas, que quererlas y después perderlas.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Fernando

Fui lo suficientemente valiente o idiota para decirle que estaba enamorada de él, para confesarle que los días me parecían inútilmente largos cuando no los pasaba en su compañía, para añorar sus besos. Fui lo suficientemente soñadora para creer que al pasar de los años, él me amaría como yo lo amaba. No notó por su propia cuenta el amor que le tenía, de qué forma miraba embelesada el movimiento de sus finos labios cuando pronunciaba mi nombre, como guardaba esos detalles en mi memoria para siempre, y como repasaba sus gestos más bellos; no supo hasta que yo se lo dije, entonces todo se vino abajo.
¿Por qué caí en los brazos hipócritas de la ilusión, y confundí palabras que de significado no tenían nada? ¿Por qué alguien como él iba siquiera a amar a alguien como yo? Yo que soy: dolor, miedo, angustia, poesía, depresión. Siendo él tanta alegría, tanta confianza, plena luz. 
Cuando estoy sin él, nada existe; se lo confesé. Pero solo me llevó al cielo para dejarme caer, convenciéndome de que me amaba de la misma manera; me embriagó de su esencia para después dejarme. Nada dijo, renunció a las promesas realizadas, a las fantasías que creamos, al sueño de no separarnos jamás. No pude escuchar jamás otra vez su dulce voz; no lo volví a ver.
Aunque después quise odiarlo, no pude. ¿Cómo aborrecer esas pestañas preciosas que custodiaban aquellos ojos verdes tan dominantes? ¿Cómo quitar la vista de ese cuerpo protector? ¿Cómo negarse a esos labios formando una sonrisa utópica? ¿Cómo diablos no quererlo cuando se transformó en lo único estable y bueno en mi vida? Me parece imposible, me suena absurdo, a pesar de todo. 
Me arrepiento de haberle dicho mi sentir; si tan solo me hubiese guardado tanto romance para los libros que leo, para la poesía que escribo, para las historias que invento: entonces probablemente él seguiría a mi lado como antes del caos. No sé si fue mi culpa, o la suya. Fui egoísta o él fue cruel, me amó con menor intensidad o no. 
Ahora él, que tanto juró, está con ella. Mientras me mantengo en este encierro planeado, con mi insomnio, el reloj marcando las tres, un café que no se acaba nunca y el desastre de mi espíritu hecho palabras torpes; desesperadas. No quería más que hacerlo feliz y al realizar aquello sentirme completa también, no pedía más que ver las estrellas sintiendo su mano sobre la mía, no anhelaba más que el sentir sus labios amando los míos. Solo quería sus brazos sosteniendo mi aflicción, su alma entrelazada con la mía; creando paraísos ante cada caricia. Invitarlo a recorrer mi galaxia, mis letras ansiosas, los caminos de mi cuerpo, el secreto de mis ojos, el ruido que llevo dentro, lejos del silencio de mis sonrisas fingidas. 
No te equivoques.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

"Cuatro años..." (Personajes)

Hey! Debido a que el ocio es grande y me encanta copiarle a Carla Angelo, he decidido ponerle un rostro a los personajes de mi historia "Cuatro años hacia delante". Traté de poner lo más cercano a como me imagino me los imagino. Espero que les guste ;)!
Protagonista

Ian 
Eduardo
Ángela

Cecilia
Natalia
Carlo
fg
Fany

Cuatro años hacia delante XI


-¿Cómo es que aún conservas ese papel? – le pregunté con verdadera sorpresa.
-Tenía impregnada tu esencia, ¿cómo no lo iba a hacer? – sonrió mirándome a los ojos.
-Eres un maldito hipócrita – desvié la vista – después de lo que hiciste vienes aquí a hacerte al inocente que siempre me amó, cuando sabes bien que no fue así; a la primera oportunidad me traicionaste descaradamente, ¿te acuerdas que ella era una de mis mejores amigas, no?
-¿Cómo esperabas que te explicara las cosas si ni siquiera me diste la oportunidad? Te largaste sin tomar en cuenta mi versión. Joder, ni me reclamaste; simplemente desapareciste – bufó.
-¿Tu versión? – Reí con amargura – con lo que vi fue suficiente – Estabas muy cómodo con Phany, justo después de que me entregué a ti – lloré – no sé cómo pudiste, no sé cómo pude ser tan imbécil de creer que yo era la única.
-¡Eras la única, lo sigues siendo! Mi vida se desmoronó cuando te fuiste, no tienes idea del dolor por el que pasé y sigo pasando – estiró sus brazos hacia mí.

Flashback en versión de Ian
No existía duda, ella era el amor de mi vida, no había nadie en este maldito mundo tan perfecto como ella lo era para mí. Desde el momento que apareció en mi camino, todo se tornó hermoso; nada me hacía falta cuando compartía mis días a su lado. De verdad la amaba como jamás había amado a nadie. Sí, estuve con otras chicas, pero sentimentalmente nunca me llenaban; incluso llegué a creer que el amor no era para mí. Sin embargo esa chica hermosa de ojos profundos y cafés, me demostró lo contrario. Podía decir que mi princesa había nacido con el único propósito de rescatarme.
Pero no todo podía ser tan perfecto, de ser así probablemente no se le llamaría realidad. Mi novia tenía unas amigas que adoraba con el alma, llamadas: Ángela, Cecilia y Phany. Esta última era una completa zorra, lamento expresarme así pero no existe otro modo de llamarla; probablemente en otras circunstancias hubiera cedido a sus proposiciones sexuales, pero carajo: era una de las mejores amigas de mi novia, una novia a la cual amaba de verdad y sobretodo respetaba. Una novia a la cual le conocía perfectamente su fragilidad, que jamás sería capaz de lastimar.
La primera vez que Phany se me ofreció fue en una de las tantas reuniones que organizábamos entre los amigos. Mi novia estaba ocupada con su perro faldero, es decir, con Eduardo Torres (del cual preferiría ahorrarme comentarios). Como decía, Phany se acercó a mí y comenzó a llenarme la cabeza de estupideces; me estaba muriendo de celos y me encontraba decidido a romperle la cara a Eduardo. Entonces Phany enredó sus brazos a mi cuello y me pidió que habláramos en un lugar más privado.
-¿Y dejar a ese idiota con mi novia? No gracias – me limité a decirle dirigiéndome hacia mi novia.
-No seas tonto – sonrió coqueta mientras me jalaba hacia ella – ven conmigo, no tomará mucho tiempo – rió y me estrujé los sesos tratando de saber qué era lo que le causaba tanta gracia.
Nos dirigimos hacia la cocina en donde el ruido de la música y las risas era mucho menor, me encontraba distraído imaginándome lo peor entre Eduardo y la chica que amaba. No pude reaccionar a tiempo cuando Phany me empujó contra la mesa, comenzando a besarme el cuello con desesperación, desabotonó mi camisa y después colocó mis manos sobre su cintura.
-¿Estás loca? – Intenté zafarla de mí – Esto no está… ¡Phany por Dios! – Grité dejándome llevar por aquellas caricias que me estaba propinando. Fui débil. Pero cuando las cosas iban a llegar lejos, la imagen de mi novia apareció en mi cabeza y arrojé a Phany lo más posible de mí.
-No puedo creer que le hagas esto a tu mejor amiga – La miré con decepción tratando de hallar un rastro de culpabilidad en su cara excitada.
-Ay – puso los ojos en blanco – estabas a punto de hacerlo conmigo en plena cocina, y yo soy la villana – rió con saña – Vamos Ian, no tiene por qué enterarse – se acercó de nuevo a mí.
-Ella se va a enterar – la amenacé dando media vuelta.
-Le digo que tú me coqueteaste y fin de la historia – se acercó acariciando mi miembro sobre el pantalón haciéndome sentir un escalofrío – esa estúpida primero me cree a mí que a ti.
Phany conocía a mi novia prácticamente desde que eran unas niñas, probablemente tenía razón. No quería ni imaginar cómo reaccionaría cuando se enterara equivocadamente que yo “acosaba a su querida y gran amiga Phany”. Un segundo escalofrío hizo acto de presencia. 

sábado, 8 de diciembre de 2012

Las ardillas del central park están tristes los lunes

“No era una mujer romántica. No. Era una mujer sola que vivía con sus sueños y soñaba con estar con alguien. Buscaba un hombro en el que apoyarse, una boca que besar, un brazo al que agarrarse para atravesar la calle, un oído atento al cual susurrar confidencias idiotas." - Katherine Pancol.

viernes, 7 de diciembre de 2012

A mi antiguo amor

Hola otra vez: sí, soy la misma que te escribía un poema cada día, la que se desahogaba contigo sobre sus problemas familiares y te adoraba de modo ingenuo. Esa precisamente. Muchas cosas han pasado por aquí desde que te fuiste ¿sabes? grandes y maravillosas, oscuras y desastrosas. Aquí a veces haces falta, pero solo a veces; no te preocupes, ahí donde estás es perfecto para mí.
Recuerdo que aquellos imbéciles los veían a ustedes besarse con desenfrenada pasión y solo decían y aclamaban estúpidamente "¡ESO ES AMOR!" ¿Y lo que yo sentía por ti, qué era? Yo perdonaba tus faltas, pasaba de largo tus mentiras, creía cada -te amo- cada -nunca voy a olvidarte-. Yo te esperé años, con una fugaz esperanza de que regresaras a mi vida, de que volvieras a corresponder mi amor. Yo me sentía feliz cuando la vida te sonreía aunque mis días fueran color gris, y me llenaba de angustia cuando llorabas, cuando la extrañabas a ella; que deseaba consolarte. Yo te amaba todavía, en secreto, queriéndote hasta en tu rebeldía, tu cinismo, tu forma de lastimarme tan terriblemente. Me dediqué a cuidarte desde lejos, a asegurarme de que el sol siempre iluminara tus días, siempre atenta a cada acción, me resistía las lágrimas cuando te veía con ella, sufría por las noches para que tú no lo notaras, para que no te dieras cuenta, ¿eso no era amor? Quizás soy yo la del concepto equivocado. 
Después de esos años de tristeza, tuve que seguir adelante ¿qué más me quedaba? Ya no me necesitabas, debía continuar mi camino. Cariño, conocí a gente hermosa de verdad; personas que se acercaron a mí sin ningún interés superficial, conocieron una gran parte de mí, siendo partícipes de momentos inolvidables, momentos en los que tú jamás volverías a estar. También, por qué no, viví traiciones; finales de amistades que parecían reales. Hice muchas cosas mal, de las cuales siempre me he de arrepentir; pero como tú, pasaron a segundo plano. Pero vaya, los mejores siempre estarán en mi corazón. Ellos me ayudaron a superarte, a sacarte de mi memoria por instantes, aún con los detalles más pequeños, que a los ojos de los demás, pudieron ser insignificantes. Sin embargo, a pesar de todo; de sus sonrisas cómplices, de sus abrazos amigables, de sus consejos, de sus regaños...yo todavía te amaba. Ya sé corazón, fui muy estúpida.
Pero después, ¿adivina qué? ¡Llegó él! Verás, al principio no le presté ni la mínima atención, me parecía un muchacho cualquiera, e incluso prefería no mantener contacto con él. Además, me había aferrado celosamente a ti, y me había decidido a no volver a querer a nadie como te quise a ti. Me acomodé en mi dolor, no quería salir de ahí. Tuve miedo cuando me encontré sonriendo por su causa ¿qué diablos me pasaba? Sentía cosquillas en mi estómago cuando compartía hasta las cosas más absurdas con él, me emocionaba su sonrisa perfecta, sus mensajes, su forma de decir mi nombre. Y qué decir de su voz, joder; su voz era lo más precioso que había escuchado jamás.
Y pasó, hoy me encuentro aquí, contándote otra vez mis historias; quería que supieras que estoy bien, que guardo los mejores recuerdos de ti, que ya no te amo, pero que aún deseo que seas feliz.
Cuídate.
Corina.

Acalla las voces

¿Volverás acaso? ¿Debo dejar de soñar con ese regreso que no se cumple nunca? Oh, el amor es inhumano, cambiante, arrogante, iluso, desesperado, esquizofrénico, triste la mayoría de las veces. La madrugada es testigo de las interminables veces que pienso en ti, de lo patético que es cerrar los ojos y únicamente verte, dibujar tu rostro a como la imaginación me permite. Esa fantasía que solo te deja ver lo que quieres que suceda, y después cruelmente te arroja a una realidad pordiosera. Y me pierdo en mí misma buscando soluciones, y te pido que te alejes para que más no me enamores, pero sigues ahí constantemente; no te vas, no te vas, ¿cómo te hago entender que no te quiero aquí? Porque siento que te amo y no te veo como tú quieres que te vea. La inseguridad ataca a mi cerebro y no me deja en paz un solo segundo. Quiero decirte que te quiero, que te necesito, que extraño verte, que anhelo oír el sonido arrullador de tu voz, que aún te escribo. Los años me han servido para amarte así; un amor loco, irreal, enfermizo. 

miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Romance, dices?

No supe qué decir, esperaba que te atrevieras; que lo confesaras para que mi corazón se inundara de satisfacción. Únicamente quise remover el amor en alguien más para provocarte una reacción, para que invocaras una señal, algo. Tal vez me equivoqué, o quizás eres demasiado cobarde. ¡Qué importarán las razones, no estás a mi lado y ya! Tengo que resignarme a quererte en silencio, a disimular todas las palabras cursis que reservé para ti, a limitar mi poesía, a ocultar en indiferencia lo mucho que me preocupas; las ganas que tengo de hacerte feliz, de sentirte mío. Quédate un poco más, porque odio extrañarte. Esa fuerza en mi interior que solo pregunta una y mil veces: ¿dónde estarás? ¿serás feliz?
La lluvia aclama tu nombre, las estrellas dibujan un bello y doloroso espejismo; tu rostro. En los libros encuentro tus labios, tu voz, tu distorsionado recuerdo. En mis sueños apareces tal como te deseo, todo es mejor cuando solo somos tú y yo. ¿Qué será lo que me une tanto a ti? Una atadura invisible, una bizarra obsesión, una canción. Sin ti todo me parece inestable, preocupante, desastroso, y aunque el quererte me desarme; contigo soy feliz. Sí, a ti es a quien quiero.

http://youtu.be/cgw_l3y_ZFU

martes, 4 de diciembre de 2012

Manifiéstate

¿Nunca te has sentido miserable por culpa de alguien? ¿Nunca has creído que no vales la pena por el simple hecho de que la persona que te interesa no es capaz de mirarte? ¿Nunca has sentido esa opresión en el pecho cuando te das cuenta de que en su vida no eres tan imprescindible como creías? ¿Nunca has derramado lágrimas por alguien que ni siquiera un sollozo emitiría por ti? Porque yo sí, y me pesa tanto no ser lo suficientemente fuerte para dejar de darle importancia a lo que hace o deja de hacer, a lo que dice o deja de decir. No quiero seguir esperando por algo que nunca sucederá, no quiero seguir sintiéndome así.
Frustración.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Usted

Usted no sabe, pero yo le quiero y temo tanto que alguien más descubra lo maravilloso que es, o peor aún que ese alguien logre enamorarle. Usted tampoco sabe que todos los días me alcanzan para pensarle, que quisiera estar ahí y no aquí. Usted se ha convertido en mi ilusión, mi tranquilidad, mi escape. Y aunque son pocas las cosas que nos unen, son suficientes para hacer que yo lo necesite en mi vida. No sabe tampoco, que estoy enamorada de usted, que cuando no le sé, lo extraño de una manera estúpida, y que una tristeza florece en mi interior cuando no me llama, cuando no hace un pequeño esfuerzo por buscarme. Lo peor de todo es que cuando me decido a olvidarlo, usted reaparece y me hace flaquear, sin que pueda siquiera resistirme. Usted debería saber que cuando escucho a Enrique Bunbury, su imagen interviene en mi memoria, haciéndome sonreír como una idiota. Que cuando leo poesía, los suspiros van por y para usted, que incluso, leyendo frases cliché de amor, ¡también jodidamente le recuerdo! No puedo con esta distancia, no logro encontrar soluciones a toda esta maraña de pendejadas. 

"Ya no quiero extrañarle, no quiero dedicarle versos. Me cansé de darle lo que de mí necesita y que en “agradecimiento” me rompa el corazón. Me duele ser tan insignificante para usted y me siento tan egoísta al decirlo pero de verdad anhelaba ser para usted, lo que usted es para mí. Me siento tan tonta, tan débil, tan nada."

"Se le apagó la inocencia y la ternura en cuanto ella le dio un vistazo a su mente. Supo que él era igual a los demás, o peor, y que de extraordinario y diferente, no tenía nada."

Que ingratitud con tu actitud

Lo único que agradezco es haberme podido deslindar por completo de él. El problema es que te encontré a ti, te conocí a ti, y supe que existía un ser tan maravilloso, que incluso superaba mis expectativas; después te perdí. Me torturo con la idea de que eres el único, que después de ti...ningún chico puede ser mejor.

Y por más que me esfuerce en aparentar que no es así, suelo ser una persona sumamente autodestructiva.

Estos poemas

"El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces" - Eduardo Galeano.

Un dolor que definitivamente no es mío

Hay algo en él que me inspira una enorme ansiedad de protegerlo, de hacerlo sentir amado. Su corazón está roto, ella lo transformó; yo necesito curar sus heridas, no sé de qué modo, pero lo haré olvidar. Él, joder; realmente me importa más de lo que desearía.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Tarde comprendí

Ya entendí que mi amor por ti no tiene futuro, que mis sueños a tu lado no poseen trascendencia; ya capté que jamás llegarás a amarme ni siquiera una minúscula parte de lo que yo te amo a ti. 
Por favor dale tiempo a mi corazón para asimilar que no eres para mí, que no sientes nada, no me necesitas; nunca lo hiciste. Y eso está bien, porque no puedo culparte, en todo caso yo me ilusioné con palabras y con gestos que en realidad no significaban lo que yo creía. 
¿Qué hacer, corazón? Si a la mínima señal de afecto por parte de él, te enamoraste. 
Ya comprendí que tu amor no es compatible con el mío, y que por más que me esfuerce, jamás lograré oír de tus labios un: "Yo te amo, Corina". 
Yo te amo a ti.