Apología al suicida

Ella vio su sol desvanecerse

Él vio su luna extinguirse

Yo permanecí en la cama, inerte

Con la validación del mal no irse

 

Mientras silbaba vi a ese hombre apagar todas las luces

Y cedió todas sus ropas

En un cántico de piano te hundes

Ella se despide en de vino barato copas

 

¿Cuántos ansiolíticos se cargó?

El médico dijo que su corazón no resistió

Le grité a un cuerpo impávido como si pudiera decir qué pasó

La muerte en mi cara se burló

 

Ella murió sofocada entre su propio vómito´

Él designó lanzarse al vacío

Me quise ahorcar en mi tácito limbo

Cómo ambiciono que mi organismo este frío

 

No le tengo más desasosiego a este impulso

La grieta en lo insensato sólo la siento yo

Poseo un alma en desuso

Ángel de la defunción ya soy tuyo.

https://www.youtube.com/watch?v=Neh0PpvcaOs

Como diría Billie Eilish: Yo tuve un sueño

En AA me enseñaron un principio muy sabio que aún hoy no he logrado aplicar pero hago el intento, este principio es “vive el aquí y el ahora”. Y cada veinticuatro horas quiero disfrutarlas contigo, de la manera que sea, cinco minutos, una hora, todo el día. Porque me haces feliz, me haces sentir una niña otra vez. Pensé que mis enfermedades y mi edad habían hecho que perdiera el interés en alguien más, porque para mí todos se volvieron invisibles, porque hice una coraza en mi alma para que ningún idiota se acercara. Ni siquiera si no eran idiotas, no me interesaba nada que no fuera vivir mis problemas como una imbécil masoquista.

Yo tuve un sueño, uno hermoso, porque fuimos uno. En ese aquí y ahora fui amada, merecidamente amada, y amé con la lluvia y las manos frías, amé con lágrimas en los ojos, pero al mismo tiempo mi corazón se sintió cálido, porque le gustó escuchar esas palabras de tu boca, no de nadie más, sólo de la tuya. Y ese recuerdo es un tatuaje que aunque no se vea existirá hasta que muera y mis cenizas sean arrojadas a donde sea.

Yo tuve un sueño, en el que me reía, una risa que de tanto tiempo sin oírla no la reconocía, y pensé ¿esa fui yo? Sí, era yo riendo. Hace mucho que no hablaba tanto, he vivido mis últimos años en silencio. Pero tú encendiste todas las luces, y aunque lastimaste mis ojos pude ver en donde estaba parada, me ayudaste a ver la luz que hay en esta extraña ciudad.

Yo tuve un sueño con el primer hombre que no bebe un maldito trago, que odia el alcohol casi tanto como lo odio yo, que odia la muchedumbre, igual que yo, que prefiere una película que una fiesta atascada de ebriedad y drogadicción. El hombre de mis esperanzas, de mi fe. Sé que fue un sueño, pero fue hermoso, fue maravilloso. Y por primera vez en mi vida no me sentí sola.

Hoy despierto, en calma y resignada, aunque duela, valió la pena. Entonces observo el techo y acepto lo que es y será. Quiero vivir el ahora, hasta que él se vaya, ya tendré que recoger algunos pedazos de alma. Pero soy de acero por mamá. Gracias por regalarme un sueño tan bello.

Me niego a ser una falsa trascendida

Compartimos la misma sangre, y mi corazón no es un villano; quizás algún día logre perdonarlos. Y no lo digo con soberbia, tengo mi propio cúmulo de malas decisiones, pero ustedes me han hecho un daño tan profundo, de esos que requieren un tiempo indefinido. Pero hoy no, papá hoy siento que te odio, golpeo la pared preguntándome ante cada puñetazo por qué, por qué, por qué... ¿Qué carajos hice tan mal para que no sólo no me quisieras, sino que me humillaras? ¿Sabes qué es lo que más odio? Que finjas no recordar todo lo que hiciste, en lo que me convertiste, en tu ceguera mental, porque sé que sí lo recuerdas. Me digo muchas veces, si no lo logré con sangre tal vez lo logre con la muerte, que un día de tu vida llores por mí, pienses en mí, para después seguir tu camino. 

Dicen que los padres no hacen preferencias, pero al crecer me he dado cuenta de que no es ley de vida, a veces sencillamente puedes rechazar a tu creación porque consideras que te salió mal, que no es como tú, que prefería vestidos y muñecas que balones de futból. No obstante de que me abandonaste en mi infancia y adolescencia, hoy en la adultez sigues siendo fiero y cruel. Y, maldita suerte, me sigue doliendo y probablemente tarde años en sanar algo que yo no provoqué. 

Y como no quiero engañarme nunca más, no te perdono, hoy te odio, hoy deseo que estés lejos de mí, quizás un día pueda perdonarte, pero hoy no. Bien ha dicho mucha gente; los árboles genealógicos también se podan.

Es momento de pedirme perdón a mí

Corina de nueve años de edad, me dirijo a ti porque de todas nuestras versiones eres la única que recuerdo siendo feliz, con motivaciones, sueños tiernos y unas ganas inmensas de vivir cada día, esperando lo mejor siempre. Sí, sé que en tu escuela primaria tenías muchos amigos, prácticamente todo tu salón de clases, y tu mejor amiga era un poco ruda; pero te agradaba muchísimo pasar tiempo con ella, reías demasiado, no fingías. También me dirijo a ti porque a pesar de tu edad fue la primera vez que un muchachito te enterneció el corazón. Recuerdo cómo se aceleraba tu corazón cuando hablaba, eran buenos amigos; le regalabas de tus chicles de fresa. Te gustaba que fuera zurdo, su piel blanca, el lunar cerca de su boca y sus rizos oscuros. Fue la primera vez que te ilusionaste, eras muy soñadora, entonces no le temías a las noches, pues creabas escenarios bellos, llenos de luz. 

Corina de nueve años de edad, me arrodillo frente a ti y en medio de veintisiete lágrimas te digo: perdóname. Te he destrozado las ilusiones, las esperanzas, te quité al dios y a los ángeles en los que creías, lo que te daba paz. Te rompí hasta la piel, te golpeé y te permití que te humillaran de las maneras más crueles sin defenderte. Dejé que el mundo te sembrara miles de trastornos y hoy estamos solas, no hay nadie. Somos tú y yo.

Perdóname por no llevarte al lugar que merecías, perdóname, niña sociable, sonriente y escandalosa... Lo he hecho fatal. Pero si me dices que sí me perdonas, trataré de arreglarlo; sigo respirando, todavía lo puedo reparar. Mi chiquita tan linda, tan dulce. 

El límite

Me han dicho que sanar dolía, entonces he creído que he avanzada por lo menos lentamente. Pero hay una vocesita siniestra en mi cabeza que me dice: No mereces amar ni ser amada, no estás sanando, te estás dejando morir. Y le creo, porque mis espacios cada vez son más reducidos, cada día siento más miedo, prefiero la compañía de los animales que de la gente. Todavía me hacen llorar los traumas de la infancia y adolescencia, todavía estoy llena de recentimientos, de inseguridad, de oscuridad, de demonios. ¿Qué estoy sanando? ¿Qué aprendí de todo lo que he vivido? 27 años que no han servido para nada, sólo cicatrices nuevas, ideas de muerte. Como el tic tac de un reloj: muerte, muerte, muerte, alcánzame. 

No tengo idea de a quién creerle, a las voces, a mi madre, a la soledad, al amor propio que no he podido ni siquiera rozar. Me estoy cansando, no soy una estrella, no soy una galaxia, sólo me siento un náufrago que todavía se debate en ahogarse en la marea o morir de inanición. Si me lo preguntas, creo que sigo prefiriendo la marea como una manera romántica de dejar la vida en paz. Tal vez eso es lo que quiere de mí, soltar a veces también significa morir. Al carajo, creador si existes quita estos pensamientos de mí; ella me necesita, no la puedo dejar. No me importa sufrir, sólo borra mi mente y aclara mis ojos. Ya no quiero llorar por nadie nunca más.

Y no, no soy victima, hay cosas que sí me merezco, soy consciente... Pero hasta qué punto, cielo cruel, luna burlona, ¿hasta qué punto? No merezco ser feliz. Ya ganaste, no me destroces, sol atroz, no soy tu girasol, soy las tierras baldías. Entendí, no vuelvo a bailar. Pero no me quites la vida hasta que ella se vaya. Lo prometo, hasta que ella se vaya.

Puente

En el momento más crítico de mi enfermedad dejé de comer por una semana, consumiendo tafil. Tengo el borroso recuerdo de ir a la universidad en modo automático, puedo decir que de algunos compañeros o maestros ni siquiera recuerdo sus nombres. Estaba ahí y de pronto ya me veía acostaba sobre mi cama escuchando en bucle "Guilty Kisses" de IIya. Ya no hacía rutinas de ejercicio pues sentía demasiada debilidad. Me pesaba diario y el último atisbo de memoria es que la báscula marcaba 44, quería alcanzar los 40 y me prometía estúpidamente que ese sería mi límite. Evidentemente y con la gracia de la vida no lo logré. Mi mamá entre lágrimas me suplicó que comiera. Probablemente ahí desperté.

Lo que más recuerdo de esa semana sin comer es el puente que cruzaba para llegar a la universidad, el sol se veía hermoso desde ahí, y debido al horario todavía había muy poca gente. Entonces podía contemplar ese hermoso brillo del recién amanecer y también a los automóviles abajo. Me gustaba ese puente porque un día me iba a arrojar desde ahí. Me encantaba estar ahí un buen rato, sintiendo un poco de paz hasta que regresaba a la realidad y bajaba de ahí para proseguir con mi día como robot.

La peor época, con remebranzas borrosas, enamorándome de mi mejor amigo y teniendo un novio sólo para ver si era capaz de sentir algo. Nunca ahí sentí nada. 

Lo único que me hizo sentir viva fue esa vieja rueda de la fortuna de una feria de pueblo. Irónico y mágico. Y el puente me vio adelgazar hasta que me dolía sentarme porque los huesos se me clavavan en donde me sentaba, tenía frío todo el tiempo y sí, la menstruación se fue. ¿A dónde quería yo llegar? No tengo una respuesta, espero obtenerla pronto.

Ateos

Si la vida no tiene sentido, ateos; regálenme un consejo para vivirla. ¿Cómo le hacen ustedes para hallar un propósito? ¿En qué se anclan? Porque yo por ahora sólo me anclo al amor de mi familia... O más específico al de mi madre. Ambas nos hemos sacrificado por la vitalidad de la otra.

Y aún así caigo en este pozo depresivo que no me permite ver la luz. La desesperanza me recorre la piel y corro pero no avanzo ni un poco. Estoy estacionada en el mismo lugar. Con las mismas fantasías de muerte. ¿Por qué parece que no he aprendido nada de tanto sufrimiento a mi alrededor y el propio? Ateos... ¿Tendrán sentido sus vidas, sus ocupaciones, su día a día? ¿Cuál carajo es su motivación para no darse un tiro en la sien?

Quizás su motivación es la vida misma, procesarla lo mejor que pueden, ser felices porque el presente es lo único que tienen, no existe nada más para ustedes. Entonces ¿Cómo no disfrutar su paso por esta enorme roca a la que llamamos hogar? Creo entenderlo, pero aún tengo mucho camino que recorrer.

Digo: gracias.

Creíste que te habían crecido alas pero eres esquizofrénica

Perdónenme universos, por culpa de las drogas volví a olvidar quién soy y de dónde vengo. Me es muy fácil creerme mis mentiras, quizás también me detuve mucho en la fantasía. Porque siempre escapo de mi mente, ahí encuentro oscuridad, estrés post traumático, miedo a la muerte de la gente que quiero. Mi cabeza es un lugar de terror para vivir, y cuando el mundo me presenta la oportunidad de huir, drogada, lo acepto con gusto.

Pero he vuelto a aterrizar y a fijarme en mi alrededor, una hermana adicta, un papá alcanzado por la ira, una mamá enferma y todavía no sé de qué. Maldita sea y yo, autosabotaje, prisión, sangre, hematomas, quemaduras, distorsión corporal. Soy un tremendo personaje para una película de horror. 

Universo me tienes a tu merced, ¿qué más quieres de mí? Te lo he entregado todo. ¿Quieres que deje las benzodiazepinas para suicidarme, para volverme más loca? Sólo quiero dormir, no quiero sentir, no quiero hacer nada. Perdóname por ser desdichada y malagradecida, no sé cómo reparar mi mente. Ya no puedo más, pero eso lo sabes ya. Entonces ¿qué putas?

Mienten

Los psicólogos de las redes sociales mienten, o al menos conmigo se equivocaron; yo no merezco ser amada, con referencia al amor de pareja. Yo no merezco ser acariciada con dulzura, vamos, que ni siquiera tengo piel tersa por culpa de las cicatrices que yo misma me provoqué. Ni siquiera tengo la excusa de algún maldito accidente para dar lástima.

No te equivoques, no es que busque la lástima de nadie, irónicamente a pesar de mi nulo amor propio, tengo demasiada soberbia corriendo por mis venas. ¿Será de familia? Puede ser que sí. No puedo ser amada porque nunca me enseñaron a amar a nadie. No puedo abrazar a mis amigos, porque me incomoda el contacto, no puedo seguirle la corriente a alguien que tiene interés en mí porque huyo. Le tengo mucho miedo a equivocarme, me aterra el rechazo.

No puedo amar porque probablemente el trabajo de amarme a mí misma me lleve toda la vida, nunca voy a estar preparada para enviarle un mensaje e iniciar algo que en las probabilidades hay un pequeño porcentaje de que salga bien. Yo no me arriesgaré por ese porcentaje. Tu dios me hizo llena de enfermedades mentales e imperfecciones de personalidad e imagen. El espejo está muy roto y yo no tengo tiempo de comprar uno nuevo.

No soy cínica, sí sufro, porque también hay romance en mi alma y fantaseo con escenarios absurdos de amor, porque aunque está un poco hueco mi corazón sigue latiendo. Y porque he demostrado el amor con sacrificios, es lo único que me enseñaron mis padres, mis abuelos, mi familia entera.

No creen

 Si no vuelves a estar en los huesos, no creen cuando les dices que tienes un trastorno alimenticio.

Si a veces te ven reír a carcajadas, no creen en tu depresión.

Si te ven dormir durante horas, no creen en tu ansiedad.

Si logras controlas tus autolesiones te creen chantajista o manipuladora.

Si te ven comer no creen que años atrás purgabas tu estómago.

Si no te ven un cuerpo ideal no creen que haces ejercicio a diario.

No, papá tampoco lo cree.

Si me baño todos los días y cuido que mamá tome su medicación, no ven que por las noches, cuando al fin estoy a solas, lloro con la música hasta quedare dormida.

Tal vez para creer es necesario suicidarte, ahí es cuando se formulan hipócritas preguntas, porque si pides auxilio antes estanto físicamente bien, ellos no creen.

¿Que entienden por SALUD MENTAL, entonces? No lo sé,el mundo es un lugar cruel para existir.

¿Qué va a ser de nosotros?

8 de mayo del 2022, 3:20PM

Mamá, papá, hermanos; tal vez les cuesta sacar la basura que guardamos bajo el tapete, pero ustedes saben que estamos destrozados, o más bien, armados mal a la fuerza de la vida y sus inclemencias que nos trajeron hasta aquí. Estamos algo vacíos y tratamos de llenarnos con medicamentos, drogas, alcohol... Por consiguiente destruimos todo a nuestro paso, aunque sea sin querer.

Yo les pregunto con la máxima sinceridad de mi corazón y sin un atisbo de soberbia, si acaso tenemos remedio o redención, ni siquiera si tendremos un futuro o quién de nosotros morirá primero. Sin embargo, en medio de este inmenso dolor que emana aún desde antes de que yo naciera, no puedo evitar sentir un gran amor hacia ustedes. ¿Somos buenos de corazón? Universo, dame un pedazo de esperanza y dime que sí.

Nadie, absolutamente nadie mas que nosotros sabemos lo que vivimos dentro de estas paredes. Ojalá un día uno de nosotros salga de este infierno para hallar la paz, la suficiencia, para honrar a los que nos vamos a quedar en el camino. Al menos dale la oportunidad a uno de nosotros, universo, vasto e infinito universo. 

¿Poesía, tormenta y fármacos?

¿Pero en qué carajos estaba pensando y cómo pude sobrevivir a tanto dolor y soledad? Ah, sí, probablemente fueron los ansiolíticos. Siento que apenas estoy viendo mi realidad y descubriendo la oscuridad a la que fuimos sometidas, mamá. Y todavía fui capaz de volver a pensar en mis propios trastornos, y pude seguir respirando profundo aunque cada día que pasara nos dieran malas noticias. Dios...¿Cómo le hicimos para no derrumbarnos? No sé si aprendí algo de esta experiencia, aún es muy pronto para decirlo. Todo pasó tan rápido. Y lo perdimos todo para recuperar la vida. Sé que lo volvería a hacer un millón de veces por ti, pero me sigo preguntando cómo le hice. Me había quedado sola. Carajo...no entiendo cómo funciona el mundo y para qué hemos visto tanto dolor. La muerte pasando por debajo de nuestras camas, riéndose a carcajadas. Ah, fueron los ansiolíticos, fui yo, fuiste tú, fue un ángel protector o la resiliencia que nos regaló una oportunidad más. Todo lo demás se vuelve tan pequeño cuando recuerdo que casi te pierdo, que ha sido y sigue siendo un camino largo para ambas, aún abrumadas no perdemos la esperanza. Nada vale más que lo que vimos y en lo que nos convertimos después de esta trágica experiencia. Quiero cerrar las puertas de mi alma para lo demás, no hay más ya lo comprendí. A veces quisiera olvidar, sólo olvidar.

Lo firmo con mi sangre

Creo que ahora voy entendiendo, es mi culpa por creer en el amor en un mundo que no fue diseñado para mí, debí darme cuenta desde que mi papá, la persona que me creó, me trató como lo hizo. Nací quizás en la galaxia equivocada, quizás si fuese otro lugar, donde la hermosura del espíritu se vuelva física, y entonces te transformes en un ser bello a los ojos de los demás. A partir de hoy me juro, con una promesa que sí será cumplida esta vez, no volver a creer que otras personas me van a amar. Me dedicaré en cuerpo y alma a la única persona que me ha querido y que me querrá hasta la muerte, que sí, es mi mamá. Me declaro inmune a la gente que pueda herirme, porque sé que suficiente tengo conmigo. Ya no quiero llorar por mi padre, por un mal amor, por un hombre del pasado o por alguien del presente que no me quiso. Quiero dejar de sobrepensar, olvidar el pasado y enfocarme en disfrutar el tiempo que la vida me está dando para estar con mamá, y después no hay después, de eso estoy fervientemente segura. Es mi culpa, todo es mi culpa, pero no me voy a permitir más errores, ni voy a negociar mi sanación espiritual por la añoranza de ser amada, de ser tocada por alguien que sí se preocupe por mí. Se acabó para siempre, lo firmo con mi sangre. 

Soledad está confundida

Lo entiendo, perdóname por refugiarme en ti y al mismo tiempo joderte. Te busco como si hubiera perdido el juicio, y el piso. Alejo a todo el que se acerque, entre mis amigos y amigas; sólo busco alguna excusa que valga para no hablar, para no escribir. Y para fingir en Instagram que mi vida es tan común como la de cualquiera. Te quiero conmigo, pero me arrepiento de alejarlos, te necesito pero sé que a ti no te agradan más compañías, sólo la mía. El silencio y la música te gustan, y las pongo para ti, para recordarte que no te vayas, que no me dejes salir de la habitación, que me grites al oído que sólo tengo tiempo para cuidar a mi mamá. Y ella no tiene la culpa, nunca me prohíbe nada, sólo tengo un miedo irreversible a perderla, porque de mí no sería ya nada, ni este escombro en el que me he convertido. Soledad, sé que te gustan mis luces de color rosa, que a veces empiezan a caer del techo y nosotras nos hundimos en la cama, soñando entre despiertas y dormidas. No sabes cómo me he esforzado por hacerte feliz y alejar a todos y cada uno de ellos. Duele, sí, pero no puedo quedarme. Esparciendo mi dolor y mis problemas personales en sus vidas, no, eso no. No hay duda alguna de que es lo correcto. Así que lamento confundirte, Soledad, cuando me veas llorar; ignórame. Sólo tienes que ser tú. Que eres de piedra, eres perfecta para alguien como yo.