miércoles, 7 de julio de 2010

Corazón Roto - John Donne


Demente está quien afirma

haber estado una hora enamorado,

más no es que el amor así se desvanezca,

sino que, de hecho, en menos tiempo os

puede devorar.

¿Quién osará creerme si juro

haber sufrido un año de esta plaga?

¿Quién no se reiría de mí si yo dijera

que ví arder todo un día la pólvora de un frasco?



¡Ay, qué insignificante el corazón,

si llega a caer en manos del amor!

Cualquier otro pesar deja sitio

a otros pesares, y para sí reclama solo una

parte.

Vienen hasta nosotros, pero a nosotros el

Amor arrastra,

y, sin masticar, nos absorbe.

Por él, como por el infame hierro, tropas

enteras caen.

Él es el esturión tirano; nuestros

corazones, la morralla.



Si así no fue, ¿qué le sucedió

a mi corazón cuanto te vi?

A la alcoba traje un corazón,

pero de ella emergí vacío, desolado.

Si contigo hubiera ido, sé

que a tu corazón el mío le habría enseñado

la compasión.

Pero ¡ay!, Amor, de una herida lacerante la

felicidad se ha quebrado.



Más la Nada en Nada puede convertirse,

ni sitio alguno puede del todo vaciarse,

así, pues, pienso que aun posee mi pecho

todos esos fragmentos, aunque no estén reunidos.

Y ahora, como los espejos rotos muestran

cientos de rostros más menudos, así

los añicos de mi corazón pueden sentir

agrado,

deseo y adoración,

pero despúes de tal Amor, jamás volverán a

amar.

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