domingo, 25 de julio de 2010

Cuando un alma se va


Hoy aguardo vestida de negro, frente a un ataúd.
Aquella persona se ha ido y no volverá.
Su alma está volando más allá de lo visible.
Su luz ya se apagó y consigo todo de mí se llevó.


Miro ese rostro inexpresivo que alguna vez sonrió,

alguna vez brillaron sus ojos ahora cerrados.

El recuerdo de su ausencia me está consumiendo en vida,

como si me encontrara abrasada a las llamas del infierno.


Con su alma danzan y flotan los angeles desde el crepúsculo palpante.


Se irá y lo hará para no volver jamás...

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