miércoles, 28 de julio de 2010

Infierno de palabras

Estoy frustrada por las reminiscencia de tu amor deshecho. Observo cuidadosamente cada una de las cosas que están a mi alrededor  y suspiro. Siento el aire dentro de mis pulmones mas no lo disfruto, no me satisface. Me gusta juguetear con mis cabellos rizados y alborotados. Observo mis manos que no paran de escribir, como si fuese algún trabajo esencial para existir.

  Tal vez mienta cuando diga que me duele sentir, pues es una dulce agonía. Apunto mi mirada hacia la luna brillante que me observa con infinito amor. Casi como si fuéramos una misma. La música inunda y excita a mis oídos, sacude mi alma herida. Vivo en busca de algo más allá de lo visible, aventuro entre los terrenos oscuros y entre la gente melancólica; disfruto, lloro, y más disfruto. Mi cabeza se llena de una ceremonia de palabras, ¡en un concierto se ha convertido! Un triste pacto entre lo maligno, mi cerebro y mi corazón.

  Mis ojos se enrojecen, mis labios se convierten en una mueca. Pasa el tiempo, le pongo una alfombra roja, dejándolo pasar mientras me arrodillo infelizmente ante él. Un afligido altar sostiene los vestigios de mi corazón deteriorado. Ya no encuentro la manera para explicar mi gran temor de que las palabras terminen dominándome a mí misma, tanto que me encierren en un manicomio de versos y de apabullante insomnio.

  Hoy mis manos y mi cerebro me tienen atrapada. Controlan todo mi cuerpo haciéndome escribir, escribir y escribir. Palabras sin sentido y sentimientos que atraen a las lágrimas. Los ojos se me han quedado rojos por las drogas de poesía. Mi cuerpo todo palpita cuando se enfrenta a su realidad.

  Cuando termino de escribir mi lamento, una sonrisa de placer se asoma en mi rostro...

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