miércoles, 21 de julio de 2010

Un juramento doliente


Al contrario de ti, a mi no me ha sido difícil recordar aquel juramento que forjamos, aquella promesa ingrata que me devora el alma con los días. Siento que mi vida se arrastra hacia esa triste ofrenda para burlarse de mí.

Te prometí que siempre estaría aquí para ti, a pesar de que huyeras, yo permanecería cuidando tus pasos. Rodeando el piso para no dejarte caer, amoldando tu coraje para que no te dejaras vencer. Promesas, promesas, dolientes promesas que abaten y sucumben toda razón. Aun más que me obligo a consumarla aunque hace tiempo que lo nuestro terminó. Soy de palabra corazón. Soy de palabra vida mía, efectuarla a posteriori de la muerte que se avecina.

Descansa de esta ilusión tan amargamente maravillosa, yo recogeré los pedazos de mi corazón, sálvate de la quimera vaporosa. Cumpliré mi juramento maldito y suicida y palparé la muerte, valdrá la pena indican mis ojos solo para volver a verte.

Juramento, promesa, estaré contigo para siempre.
Así me cueste la vida, así me cueste el alma....

Por siempre.

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