martes, 27 de noviembre de 2012

El último deseo

Cierro los ojos suavemente, sé que el final está cerca. Cada instante me cuesta y me duele más el respirar; labios cenizos, piel pálida y fría. En algún momento partiré para jamás volver, eso me hace bien; me regala paz. De un instante a otro, la oscuridad me hará parte de ella. Pero por ahora no quiero irme, no hasta volver a escuchar su voz, que su compañía adorne mi lecho de muerte, que sus hermosos ojos cafés sean los que aceleren a mi viejo corazón por ocasión final. Alcanzaré el sueño eterno llevándome conmigo su imagen, el recuerdo del inmenso amor que le profeso. Solo entonces descansaré en paz, si él no despide mi existencia yo no me iré; no sin el último beso, la última caricia, el último adiós.

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