domingo, 25 de noviembre de 2012

Flores

Música de fondo "Breathe Me" de Sia.
Frío inmenso, oscuridad, tazas de café y marihuana.
Ni siquiera me importaba, ni me importará. Desde hace tres años aproximadamente que no siento la capacidad de amar a nadie, de sentir algo; de apreciar las cosas, todo se disipa. Culpo un poco a los libros, otro poco a la soledad, y lo que sobra a mi mala fortuna o a él. 
Me cansé de ser tan débil, de creer que las personas son buenas, de ser tan complicada; así que mejor decidí no ser nada. Ni frío ni calor, ni luz ni oscuridad; gris. 
Todo sigue decayendo y no tengo modo de arreglarlo, el tiempo sigue avanzando y cuando creo alcanzarlo me vuelvo a caer. Quiero sumergirme en mis libros y no salir jamás de ellos: en lo que a mí concierne eso parece lo más cercano a un paraíso.  En las letras no hay dolor, todo permanece, no hay decepciones ni esperas eternas. No tengo remedio: soy una maldita depresión andando, con pastillas para adormecer la realidad, dormir para siempre. Algunas veces me brindaré una esperanza: la falsa idea de que podré sonreír, que las heridas de la vida no me destruirán, pero cuando llegue la noche me daré cuenta de que nada va a cambiar, de que seguiré con mi aura de tristeza a donde quiera que vaya, y de que las sombras siempre me ganarán la batalla.
Déjenme en paz, no necesito de nadie. 

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