jueves, 15 de noviembre de 2012

Envidia

No los conozco, quizá hemos cruzado palabras una o dos veces; pero eso no importa. Es que su amor es demasiado increíble para mí, increíblemente bello a mis ojos y no puedo controlarme, soy humana: me inunda la ternura, el romance y la envidia. Cuando veo las cursilerías que se dedican, las canciones que se cantan, los besos que se brindan, el modo en que han peleado contra la distancia con tal de verse una vez más; me dan ganas de amar, y quisiera que alguien me amara de la forma en que ellos dos lo hacen. Muy poco he sabido de cómo comenzó su querer, ni me interesa en lo absoluto; pero mi corazón se acelera como si estuviese leyendo un poema de amor cuando ella le dice cómo lo adora, cuando él le aclara que ella es el amor de su vida, cuando comparten sus días; en fotografías, vivencias, locuras, chistes malos y miel en exceso. Muy en el fondo tendría el placer secreto de que su relación de verdad durase hasta la muerte.
Y vuelvo a sentir cosquillas de envidia algo enferma al descubrirme leyendo sus sueños de ver a sus hijos crecer, de envejecer juntos. Tantos planes, tanto amor, tanta envidia. Ellos son mi imagen ideal del amor; él moriría por ella y viceversa. Él la ve como la única, ella lo ama más de lo que esperaba amar a alguien algún día. Y ambos saben que la espera, los malos tragos, la tristeza, la desesperanza, las lágrimas; valieron la pena por solo conocerse. No saben y seguramente no sabrán que me inspiré en ellos hoy, pero les deseo grata felicidad, reitero que son mi retrato del amor verdadero, no lo arruinen nunca: ámense siempre.

Andrómeda Key

http://youtu.be/vzRKu2eupuA

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