lunes, 12 de marzo de 2012

El diario de Sam II


¿Te acuerdas de mí, libreta barata? Perdón, diario íntimo o quizás no tanto. Ayer Fernando casi te profanó y estuve a punto de asesinarlo, literalmente. Prometió no volver a hacerlo. ¿Le creo? Perdón, esta no es una forma de saludarte. Hola de nuevo, creí que más no escribiría porque no soy buena construyendo mis sucesos en letras, pero aquí estoy, será por algo.
Estos días han pasado muchísimas cosas. Por ejemplo, el viernes en clase de química, Caroline hizo que todos saliéramos huyendo del laboratorio, al destapar un líquido amarillo con un olor sumamente hediondo, la maestra se desmayó. Al salir, mis risas se combinaron con las de todo el grupo que aplaudía maravillosamente a mi amiga al lograr cancelar de una forma increíble una monótona y tediosa clase más.
¿Qué más sucedió? ¡El cabello de Mariana Murillo se llenó de chicle! ¡Tendrán que cortárselo a rape! No diario, te juro que no tuve nada que ver, bueno, sí. Se denota mi madurez.
Comencé a leer un libro de Diana Sarmiento que se llama ‘El inicio del final’ creo que de ser posible, me casaría con uno de los personajes de dicha obra, sabes a lo que me refiero.
El jueves por la tarde Sebastián vino a visitarme, aunque mis hermanos no lo soportan, dicen que ‘me ve como si quisiera violarme’ ¡vaya par de idiotas! Muy preocupados, y me dejaron sola con él, tras irse en busca de conquistas en algún bar asqueroso.
Por supuesto, Sebastián es un caballero, pasamos las horas viendo películas de masacres, matanzas, fantasmas psicodélicos, asesinos seriales y esas cosas. ¡Se nos ocurrió una manera bastante adecuada para deshacernos de Mariana! Bueno, es sólo imaginación, no te preocupes, no me gusta la cárcel, en serio. Después conversamos sobre los problemas mentales de las personas y sobre los miedos más tontos, tuve que confesarle mi temor a los aviones y no precisamente a estar en uno y que éste caiga en picada al asfalto, sino al sonido que proporciona cuando se acerca. ¿Por qué? No lo sé ni yo misma. Él me dijo que le tenía miedo a la muerte y que le daba vergüenza, ¿cómo es posible? Es uno de los temores más normales de las personas. ¿Qué no toda fobia proviene del terror a ser herido o asesinado? Sebas me dijo que por eso no le agradaba relacionarse con las personas, porque no quería quererlas y luego perderlas, comprendí eso al instante y recordé a mis padres, un nudo se formó en mi garganta. Durante varios minutos permanecimos abrazados y supo decirme que jamás quería perderme, ni a mí ni a nadie del club de los perdedores.
Escribir eso me desanimó un poco, pero la vida me ha enseñado sus reglas y simplemente, aunque algunos los nieguen, tendremos que seguirlas, el final: la muerte. No hay más.
Me alargué con lo de Sebas, lo siento. También estuve con mi pecosita Melanie, ¡la condenada está enamorada! Lo más bizarro del asunto es que está enamorada de un vagabundo, no literalmente claro, pero para mí lo es, después te contaré como es él, pues esa es otra historia. El sábado, José se embriagó, lo maquillamos y arreglamos coquetamente para después tomarle fotos y chantajearlo, ¡fue tan divertido! Estos días han sido los mejores. ¡Espero que mejoren!
Pd: Llegó al colegio un alumno ‘nuevo’ del que todos hablan, tanto mal como bien, lo único que sé es que su nombre es Diego. Ya te contaré que clase de persona es cuando lo conozca. Tengo que irme otra vez, Carlos Fernando está planeando una fiesta de cumpleaños para Ángel David, queremos que todo salga perfecto, incluidas las bromas pesadas.
Te haré saber qué más sucedió el lunes que viene.
Seré Feliz.
S. R.

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