lunes, 19 de marzo de 2012

El diario de Sam III


Hola de nuevo. ¿Sabes qué? Siento que hoy carezco de inspiración pero no quiero perder la costumbre de escribir. La semana pasada te platiqué de la fiesta de cumpleaños de Ángel David, bueno, fue un desastre total. Pero eso no lo quitó lo inolvidable a la fiesta. Las bromas pesadas que había planeado con Carlos Fernando terminaron siendo frustradas y todo nos salió al revés. En resumen, terminé cubierta de pastel de chocolate con fresas y pedazos de globo con harina. ¡Qué excelente día! Prometo, la próxima vez obtendré mi venganza. ¿Qué si soy infantil? No planeo amargarme todavía, querido y jodido diario. No entiendo porqué te hablo como si fueras una persona, pero me agrada. Me gusta hablar conmigo misma, aunque la ‘masa’ lo considere locura, en fin.
También te hablé de mi pecosita, Melanie. Se llevó una decepción con su chico especial, ya sabes, el que te conté que era todo lo contrario a ella. Mi pecosa intentó acercarse a él y él se portó como un idiota. Hoy me sentí tan mal al verla llorar, y no poder encontrar algún consuelo para su corazoncito de cristal. Creo que me equivoqué, pero fui a buscar al bastardo ese, le grité las sandeces más aborrecibles que se me ocurrieron en ese momento y culminé mi triunfo, arrancándole unos cuantos cabellos. ¿Hice mal? No lo sé, pero nadie se mete con mi pecosa, ella es una niña demasiado dulce para que la hagan sufrir. ¿Por qué la vida es así? Parece que a la gente más imbécil le va más bien, mientras que a la más inocente se la lleva la reverenda chingada, ya no creo en nada, juro que no lo hago.
Cambiando radicalmente de tema, esta tarde salí con Caroline, ‘la chica ruda’ así le dicen desde ahora, ¡qué risa! Pero te decía, la acompañé a un lugar muy extraño, como de esas tiendas de vestimenta gótica, pero más horrorosa, en el sentido más lindo de la palabra, creo. ¡Vieras las cosas que había ahí! Pinches artículos de broma que ni sabía que existían. Me regaló una pulsera con forma de rata por haberla acompañado, ¿de verdad tendré que usarla? Ug, creo que sí.
Terminé de leer el libro de Sarmiento, debo decir que no estuvo tan mal. Creo que empezaré a revisar otro tipo de lectura, esa me dejo algo así como un vacío existencial.
Lamento escribir tan poco, pero en realidad no han pasado muchas cosas. ¡No he hablado con el tipo nuevo! El club de los perdedores está probando una clase de iniciación para unirlo a nuestro grupo, ¿Llenará los requisitos?
Ya te diré.
Seré feliz.
S. R.

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