lunes, 26 de marzo de 2012

El diario de Sam IV


¡Estoy aquí otra vez! ¡Sí, Samanta Revilla! Demonios, si mis hermanos leyeran lo que estoy escribiendo exactamente ahora, me llevarían al psiquiátrico. Las cosas han estado bastante bien, creo. Melanie se encuentra mejor de lo que esperaba, sigue un poco lastimada pero creo que logré hacerle ver las cosas a mi perspectiva, de cualquier manera, todos los perdedores intentamos apoyarla en cada instante que podemos.
El viernes pasado fue la iniciación del nuevo integrante de los perdedores, sí, el chico nuevo resultó ser increíblemente maravilloso, encajó con nosotros instantáneamente. Diego Rodríguez es la persona más extrovertida que he conocido en mi vida, siendo sincera, ese muchacho encaja no solo con los perdedores, ¡Sino con todos! ¿No es fascinante? Yo no soy tan introvertida, pero mi falta de seguridad me da mucha batalla, creo que a Diego le admiro de ahora en adelante. Prosiguiendo a él, viene de otro estado, sus padres se divorciaron y pues…la historia es la misma, se fue con su mamá a…hacer una vida nueva. Me sorprende lo feliz que se le ve, a pesar de sus problemas, ¿será completamente sincero? ¡Quién sabrá! Creo que poco a poco lo conoceré mucho más.
Hablando de la iniciación, primero tuvimos que acercarnos lentamente, para inspeccionar la mercancía (De acuerdo, NO mercancía) Primero nos observó como si estuviéramos locos (Y la verdad es que lo estamos) después yo comencé a atiborrarlo de preguntas de todo tipo, la cosa fue simple, ¿Quieres ser un perdedor? Su sonrisa nos dio la respuesta y fue así que Melanie, Sebastián, José, Caroline, Richie y yo, en un acto casi reflejo, escupimos sobre nuestras manos y se las ofrecimos inmediatamente. Diego hizo lo mismo y supimos que empezaba una nueva historia para los perdedores. ¿No es genial? Cuando la gente se une, la vida es más amena.
Dejando de lado mis fases infantiles, paso a un tema un poco o pensándolo bien, muy deprimente. El sábado fue el aniversario de la muerte de mis padres, de los que tengo un recuerdo vago, y no porque no hubiese convivido tanto con ellos, más bien porque Ángel succionó los recuerdos de ellos de mi cerebro, para evitar que sufriera. Obviamente los primeros días de luto fueron un infierno y siguen latentes en mi corazón, pero lo demás e incluso lo del principio, se esfumó de mí. Aunque simplemente bastó decirme ‘Están muertos’ para desmoronarme. Nunca podré explicar lo que es experimentar la pérdida de quienes te dieron la vida, es algo que un simple cuerpo humano es casi incapaz de sobrellevar y en algún momento logran hacerte sentir perdido, solo. Mi hermano mayor y mi héroe, Ángel David, se acercó a ese día a mí. Y con su mirada tierna y melancólica. Le pregunté si pasaba o necesitaba algo y solo respondió; “Estoy muy orgulloso de tenerte a ti y a Carlos como hermanos, ustedes han hecho que mi vida tenga un motor”. Casi al instante mi garganta se cerró y arrojando mi lap-top al piso me arrojé a sus brazos y le dije algo que nunca volvería a repetir: “Tú nos has protegido siempre, has sido un guerrero y estoy orgullosa de ser tu hermana, te amo. Pero no quiero que estés triste”. Sin dejar de abrazarme, me sonrió y me decidí a hacerlo, a decirle eso que evité por muchos años, “¿Cómo sucedió?” al instante cambió su semblante a uno de negación, después de impacto y finalmente pudo relajarse, lo esperé pacientemente. Me dijo que se había prometido no decírmelo para amortiguarme el sufrimiento, pero supongo que entendió que era necesario que yo lo supiera y que las cosas no se van con simplemente ignorarlas. La historia de la muerte de mis padres es la siguiente: Yo tenía por entonces la edad de diez años, Ángel andaba por la adolescencia y Carlos Fernando le perseguía el paso. Mis padres salieron a un evento muy formal relacionado con el trabajo de mi papá. Mis dos hermanos y yo quedamos al cuidado de una tía a la cual tampoco puedo recordar. Santo cielo, ¿es posible entonces olvidar momentos malos? Veo que sí. Como decía, quedamos al cuidado de ese fantasma. Y ahora recuerdo que Ángel David daba vueltas de un lado para otro mientras que el fantasma me obligaba a quedarme dormida, ¡Ya recuerdo eso! También viene a mi mente la puerta de mi casa abierta con la mirada desgarradora de quien ha visto a un muerto, o a varios, después de eso no puedo recordar nada, todo es sombras, llanto, agonía, todo el dolor en el mundo acumulado en tres huérfanos. Mis padres fueron asesinados a balazos, torturados hasta la muerte. Estuvieron en el lugar incorrecto y en el momento incorrecto y fueron masacrados, creo que con eso digo por qué sucedió lo que sucedió ¡Qué injusta me resulta a veces la vida! Pero somos una pequeña familia muy fuerte. ¿Por qué no nos arrojaron a un orfanato? Quedamos a cargo de la tía-fantasma, después Ángel David se encargó del resto. Vaya, me alargué demasiado. Algunos acontecimientos son tristes, pero la existencia es solo una y se debe aprovechar, ¿No? No sé por qué lo pregunto, un diario no responde. En fin, me siento más tranquila ahora que pude sacarlo de mi pecho y que mi hermano tuvo el valor de contármelo. Ya te diré que pasa después, hoy cierro este ciclo para no destaparlo jamás y juro, siempre tendré la mejor imagen de mis padres y no la última.
Seré feliz.
S. R.

Pd: Amo a mis hermanos con el alma, ellos lo son todo para mí.

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