Soy la reina
de la prosa mal escrita. Me he obligado a no dormir hoy, y parece que me condené por mí misma,
pues no he dejado siquiera un minuto de
pensar en ti. No eres mi sol, no eres mi musa, no eres un obsequio para mí,
tampoco eres el mejor objeto de mis cursilerías, no eres ninguno de esos
clichés. Tú eres como mi último cigarrillo, el pensamiento más bizarro de mi
cabeza, eres un idiota, pero esa clase de imbécil que una no puede dejar de
querer. Eres esa piano que no para de sonar.
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