martes, 17 de abril de 2012

¿Y qué si te quiero?

No pido nada a cambio, no quiero que sientas lo mismo, ni que crees palabras cursis para mí. Lo único que más deseo, es que permanezcas aquí, conmigo. Así como lo has hecho hasta ahora. Quédate y no necesitaré pedirte más. Sí, te quiero, aún así eso no tiene porqué cambiar nada.
Hoy me sorprendí escribiendo tu nombre en la pared, y sonreí al solo recordar el sonido de tu voz, la melodía de tus risas tontas y esos abrazos que para mí significaron más de lo que te podrías siquiera imaginar. ¡Ay, estoy enamorada de tu esencia! ¡No puedo dejar de pensar en ti! Haciéndome ser una completa ridicula, inmadura, tediosa, romántica e inusual.
Te quiero, ¿Y qué? No me importa ya que pase después, no seré una maldita cobarde otra vez.

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